El naturalista californiano Joseph Grinnell hizo caer el segundo b煤ho de un solo tiro. Atrapar el primero no hab铆a sido tan f谩cil.
Era la tarde del 18 de Junio de 1915 y Grinnell hab铆a estado trabajando con un equipo de asistentes de campo en el Parque Nacional Yosemite para atrapar, disparar, capturar y catalogar todas las criaturas que pudieron encontrar para el Museo de Zoolog铆a de Vertebrados de la Universidad de California. Uno de los hombres, Charles Holliger, hab铆an avistado b煤hos esa ma帽ana cerca de Ostrander Rocks, una cresta protuberante de granito que sobresale de entre la espesura del bosque. Pero los b煤hos, cuya especie se desconoce a煤n, no se mostraron cooperativos.
Mientras Grinnell y Holliger se abrieron camino a trav茅s de un "bonito bosque de abetos", el alarido ansioso de un reyezuelo matraquita cort贸 el aire de la tarde. Al seguir el sonido, los hombres espantaron un gran b煤ho, que aterriz贸 sobre un pino amarillo. Grinnell se escabull贸 hasta el ave y dispar贸: un disparo pero ning煤n muerto. "Un c谩rabo lap贸n", escribi贸 en su diario de campo, donde subray贸 esas palabras por su sorpresa. Su "profundo sonido reverberante" atrajo a un segundo b煤ho. Esta vez, el disparo de Grinnell fue certero.
Ataron vivo al que se convertir铆a en el esp茅cimen MVZ:Ave:25535 y lo llevaron de regreso al campamento para fotografiarlo como uno de los dos primeros registros de c谩rabos lapones. Grinnell supuso que los b煤hos eran pareja: el segundo b煤ho al que le dispar贸, el esp茅cimen MVZ:Ave:25534, era un macho. Grinell observ贸 que la hembra ten铆a un gran 谩rea desnuda en su vientre y muslos, un 鈥渋ndicador inequ铆voco de reproducci贸n鈥.
Los b煤hos eran solo dos de un total de 4.354 criaturas que Grinnell y su equipo reunieron a lo largo de su ambicioso estudio de varios a帽os en el parque. Sin embargo, reconoci贸 la importancia de este hallazgo en particular.
"El descubrimiento del c谩rabo lap贸n en la secci贸n de Yosemite era uno de los acontecimientos notables en nuestra experiencia de campo", escribi贸 en Vida Animal en el Yosemite (Animal Life in the Yosemite), el libro de 1924 que describe el estudio. "Y lo m谩s sorprendente fue el hecho de que el ave aparentemente se sinti贸 casi como en casa y anid贸. No conocemos ning煤n registro previo de la reproducci贸n de esta especie del norte del b煤ho al sur de Canad谩".
La facilidad de Grinell para encontrar b煤hos demostr贸 ser pura suerte. Los b煤hos de California fueron vistos con tan poca frecuencia en d茅cadas posteriores que los bi贸logos incluso informaron sobre espec铆menes disecados, como uno descrito en 1943, que "fue oscurecido por el humo" de una temporada en la chimenea de una familia. El libro The Distribution of the Birds of California (La distribuci贸n de las aves de California), publicado tras su fallecimiento en 1944, brinda una descripci贸n concisa de la situaci贸n del b煤ho: "Su n煤mero es peque帽o, lo que justifica el t茅rmino 'raro'".
Siete d茅cadas m谩s tarde, los bi贸logos todav铆a est谩n tratando de recopilar informaci贸n sobre el ave esquiva. Como especie, son incre铆blemente grandes, el b煤ho m谩s grande de Am茅rica del Norte en cuanto a longitud, cerca de tres pies de largo con una envergadura de cinco pies. Sus poblaciones se extienden desde la parte superior del globo, a trav茅s de Europa, Asia, Canad谩 y Alaska, hacia el noroeste de los Estados Unidos. Sin embargo, la poblaci贸n de California ha conservado por mucho tiempo su particular fascinaci贸n y los cient铆ficos han recurrido a herramientas de alta tecnolog铆a para exponer sus secretos de una vez por todas.
Con su alborotado cabello rubio sucio, y un guardarropas que se inclina mucho por los pantalones vaqueros resistentes, Joe Medley, de 33 a帽os, tiene esa apariencia levemente arrugada de quien ha pasado miles de horas sentado en el bosque, tratando de escuchar aves raras.
Una tarde de la primavera pasada, Medley, por entonces un estudiante graduado en la Universidad de California, en Davis, California, se acerc贸 a un pino ponderosa carbonizado con algo que parec铆a pintura blanca. Se ergu铆a en el borde de un prado h煤medo de mediana elevaci贸n en el Bosque Nacional Stanislaus 鈥攄e 900.000 鈥 en la parte occidental del Parque Nacional de Yosemite. 脡l sab铆a que la lechada, combinada con unas pocas egagr贸pilas ovales dispersas del tama帽o de colillas de cigarros, era evidencia s贸lida de que un c谩rabo lap贸n se hab铆a posado all铆, en busca de presas que estuvieran en el prado. De esta manera se puso a trabajar, al conectar dos embudos del tama帽o de una taza de caf茅 a una de las ramas rotas del pino. Cada embudo sosten铆a un micr贸fono sensible conectado a un grabador dentro de una carcasa impermeable capaz de registrar los sonidos de la pradera durante una semana o m谩s.
Es una trampa que Medley ha perfeccionado desde el inicio de su maestr铆a en 2009. Mientras trabajaba en su tesis, perfeccion贸 los programas inform谩ticos existentes para diferenciar las vocalizaciones del c谩rabo lap贸n de entre las casi 64.000 horas de sonido que grab贸. Para su doctorado profundiz贸 sobre ese trabajo, al examinar c贸mo los dispositivos remotos podr铆an ayudar a localizar los nidos de c谩rabo lap贸n y documentar el comportamiento de anidaci贸n. Por lo general, Medley se alejaba de los grabadores y los dejaba hacer su trabajo. Pero esa noche tambi茅n demostr贸 la t茅cnica de monitorizaci贸n est谩ndar de transmitir llamadas territoriales al bosque. Este m茅todo para obtener una respuesta de los machos cercanos puede ser 煤til, pero tambi茅n tiene inconvenientes para un p谩jaro muy sensible a las perturbaciones. La innovaci贸n del m茅todo de Medley radica en haber logrado una t茅cnica alternativa menos invasiva, pero igualmente eficaz.
Se acerc贸 a un altavoz dentro de una caja impermeable del suelo y empez贸 a emitir una cinta grabada.
鈥溌Juu... juu... ju... ju ... ju... ju... ju... ju!", retumb贸 el altavoz.
Medley se sent贸 en silencio, su cabeza giraba ligeramente, tratando de tamizar una respuesta entre el suave parloteo de fondo de los chipe cabeza amarillos, los mirlos y los grillos.
"隆Juu... juu... ju... ju... ju... ju ... ju!", reson贸 otra vez el altavoz. Un distante avi贸n rugi贸 por encima, pero lo distrajo.
La cinta transmitida toc贸 un ciclo de 10 minutos, sin ninguna respuesta. Entonces, mientras Medley estaba empezando a empacar, detect贸 un leve pitido inconfundible de un c谩rabo lap贸n en el borde opuesto de la pradera: "Juu... juu... ju... ju... ju... ju... ju... ju".
Se congel贸 y una amplia sonrisa se dibuj贸 en su rostro. Hab铆a acertado.
Hist贸ricamente, los ornit贸logos hab铆an tenido herramientas mucho m谩s rudimentarias a su disposici贸n. En 1979, Jon Winter, un avistador de aves del norte de California, condujo m谩s de 19.700 kil贸metros en una camioneta azul Nissan, para pasar 70 d铆as en el campo que atraviesa el supuesto h谩bitat del ave. A pesar de sus esfuerzos, ubic贸 solo siete aves y cinco nidos. En 煤ltima instancia, estim贸 una poblaci贸n del estado de 53 aves, un hallazgo que llev贸 a California a incluir al c谩rabo lap贸n en el listado de especies en peligro de extinci贸n en 1980.
Durante las siguientes dos d茅cadas, solo unos pocos estudios se sumaron a ese conjunto de conocimientos. Luego lleg贸 el virus del Nilo Occidental a Am茅rica del Norte en 1999, el mismo que provoc贸 la famosa ca铆da de cuervos muertos en las calles de Nueva York, Washington D.C. y otros lugares. A medida que el virus se traslad贸 al oeste, sus v铆ctimas incluyeron a todos los 27 c谩rabos Lapones cautivos en The Owl Foundation, un centro de rehabilitaci贸n para aves en Ontario, Canad谩. John Keane, un ecologista de vida silvestre de la Estaci贸n de Investigaci贸n del Servicio Forestal del Pac铆fico Suroeste, vislumbr贸 una oportunidad en esas sombr铆as estad铆sticas.
En 2004, como el virus del Nilo Occidental se extendi贸 por todo California, Keane se esforz贸 para conseguir financiaci贸n para recoger muestras de sangre de c谩rabos lapones y b煤hos moteados para detectar anticuerpos contra la enfermedad. Otros lo siguieron, lo que impuls贸 a los investigadores para abordar otras cuestiones: 驴c贸mo podr铆an rastrear mejor las poblaciones de c谩rabos lapones, debido a que eran tan raros y dif铆ciles de encontrar? 驴Y los b煤hos de la Sierra Nevada eran distintos gen茅ticamente del resto de la poblaci贸n de Am茅rica del Norte?
Keane y Josh Hull, ahora jefe de la divisi贸n de recuperaci贸n de la oficina de campo del Servicio de Peces y Vida Silvestre de los Estados Unidos y profesor adjunto de la Universidad de California, en Davis, se dieron cuenta de que podr铆an usar muestras de sangre de la encuesta del virus del Nilo Occidental para determinar por cu谩nto tiempo las aves de la Sierra hab铆an estado separadas de la poblaci贸n principal. "Sab铆amos que [los c谩rabos lapones] ahora est谩n aislados, pero no sab铆amos si eso significaba que se aislaron hace un mill贸n de a帽os, hace 500 a帽os o hace 50 a帽os", recuerda Hull. Tambi茅n decidieron recoger las plumas mudadas para ver si Hull pod铆a extraer el ADN para identificar las aves individuales.
Desde el inicio del trabajo de campo, la identificaci贸n de c谩rabos lapones ha demostrado ser un desaf铆o. Los animales est谩n bien camuflados y se asustan con facilidad. "Si usted ve un b煤ho moteado, se puede caminar hasta el 谩rbol donde est谩 sentado", dijo Medley, que se uni贸 al equipo en 2007. "Los c谩rabos lapones pueden ver desde muy lejos y escapar谩n, y no los habr谩 escuchado". Incluso despu茅s de que el equipo logr贸 capturar 32 aves con una trampa cebada, las marcas demostraron ser casi imposibles de ver entre las gruesas plumas que cubren las piernas de los b煤hos. Para realmente hacer progresos, necesitaban nuevas t茅cnicas.
El mundo est谩 lleno de especies de aves dif铆ciles de alcanzar.
Para buscar algunas de ellas, como el carpintero real, Kurt Fristrup, un cient铆fico bioac煤stico del Programa Sonidos Naturales del Servicio de Parques Nacionales, hab铆a comenzado a usar grabadoras remotas. Cuando se encontr贸 con Medley y Keane en un simposio del c谩rabo lap贸n en 2008, anim贸 al d煤o para tratar de utilizarlos para espiar a los b煤hos. Medley lo intent贸.
La pr贸xima temporada de campo, Medley estaba colgando de su equipo de grabaci贸n en las m谩rgenes de 50 prados h煤medos en el Parque Nacional Yosemite y en el Bosque Nacional Stanislaus. Meses m谩s tarde, ten铆a alrededor de 40 terabytes de datos, solo 5 terabytes menos que el volumen de los datos recogidos por el Telescopio Espacial Hubble en sus primeros 20 a帽os de observaciones.
Su siguiente paso fue poner a punto el software de reconocimiento de voz para distinguir entre los dem谩s animales y los b煤hos, y luego los sonidos 煤nicos de la mam谩, el pap谩 y sus polluelos, lo que result贸 ser tremendamente dif铆cil. En un primer momento, el software identific贸 todo lo que parec铆a sonar como un b煤ho: los aullidos de los coyotes, el ruido de un jet a gran altura, osos que masticaban en los micr贸fonos, el pitido constante de un sita de pecho rojo, que suena como un cami贸n trabado en reversa.
Lo peor eran las llamadas de alarma incesantes de las ardillas de Douglas. No importa cu谩nto Medley ajustara el software, las llamadas de las ardillas "se colaban", porque eran muy similares a las llamadas de los b煤hos j贸venes. Era un gran problema. Si no pod铆a encontrar una manera de hacer frente a todos los falsos positivos, no ser铆a capaz de utilizar el software para detectar las aves j贸venes, un indicador clave de la salud de la poblaci贸n.
Mientras tanto, los resultados de las muestras de sangre llegaban de a poco: ning煤n rastro de anticuerpos del virus del Nilo Occidental. Pero s铆 mostraron evidencia gen茅tica clara de que los b煤hos de la Sierra Nevada eran una subespecie aparte. "Fue muy emocionante", cuenta Hull. "No sab铆amos que ser铆an tan diferentes como para ser una subespecie en s铆 misma cuando empezamos". . Esta peque帽a poblaci贸n de b煤hos de Sierra Nevada, que ahora se denomina Strix nebulosa yosemitensis, hab铆a logrado sobrevivir a pesar del aislamiento de las poblaciones de Canad谩 por casi 27.000 a帽os, una poblaci贸n residual remanente de cuando los b煤hos viv铆an en el sur durante la 煤ltima Era Glacial: un ave boreal que ha evolucionado para arregl谩rselas en un clima mucho m谩s templado.
Para el invierno siguiente, Medley hab铆a utilizado una herramienta estad铆stica llamada an谩lisis aleatorio forestal para finalmente eliminar el problema de falsos positivos y hacer que su t茅cnica de vigilancia funcione en la pr谩ctica. Mientras se seleccionaron los datos, empezaron a surgir ideas. Por un lado, los c谩rabos lapones eran ciertamente ruidosos cuando no hab铆a gente cerca. Al final, identific贸 las llamadas de 7.445 machos, 13.163 hembras y 43.004 pichones, y demostr贸 que la monitorizaci贸n ac煤stica era tan efectiva como la t茅cnicas de sondeo tradicionales, con la ventaja de que no molesta a las aves.
"Digamos que pr贸ximamente hay un proyecto como la expansi贸n de un camino", dice Medley. "Si su objetivo es simplemente determinar si all铆 hay b煤hos o no, puede utilizar las grabadoras y no molestar a las aves para nada. Se pueden obtener resultados comparables a los m茅todos de transmisi贸n tradicionales m谩s invasivos".
La ornit贸loga del parque, Sarah Stock, supervisa el programa c谩rabo lap贸n de Yosemite, que incluye el financiamiento para la investigaci贸n de Medley. Ella ve el valor de usar las unidades de grabaci贸n remota en Yosemite, sobre todo cuando se trata de averiguar d贸nde anida un pareja de b煤hos. "Buscar nidos de C谩rabos Lapones es sumamente dif铆cil en comparaci贸n con los de otras especies de b煤hos", afirma.
Pero Stock est谩 mucho m谩s entusiasmada por el trabajo de gen茅tica del equipo. Hasta ahora, se ha identificado m谩s de un centenar de b煤hos por las plumas encontradas en entre ocho y 10 prados. "Podr铆a ser un elemento de cambio real", sostiene. En la actualidad, si sus equipos de relevamiento ven un c谩rabo lap贸n, no tienen ni idea de si es el macho que estaba all铆 el a帽o anterior o un nuevo individuo. El ADN de las plumas ca铆das puede responder esa pregunta.
Nadie sabe cu谩nto recorre un individuo durante el verano, ni cu谩nto viven las aves o si las aves adultas regresan al mismo prado cada a帽o. Esas preguntas ahora tambi茅n tienen respuestas. M谩s importante, mediante el seguimiento del n煤mero de individuos, los investigadores pueden determinar si la poblaci贸n crece, est谩 estable o en declive, un dato informativo clave cuando las cantidades de b煤hos son tan peque帽as.
Aunque el n煤cleo de la poblaci贸n de c谩rabo lap贸n de California est谩 dentro del Parque Nacional de Yosemite, sus l铆mites no pueden proteger a las aves de las colisiones de veh铆culos, los incendios forestales, las enfermedades y el cambio clim谩tico. Hace solo tres a帽os, el Rim Fire inciner贸 una superficie de m谩s de seis veces el tama帽o de Washington D.C., que quem贸 de 10 de los 18 prados de Yosemite con el h谩bitat de anidaci贸n adecuado para c谩rabos lapones. El pastoreo de ganado, la p茅rdida de grandes 谩rboles muertos para anidar y el desarrollo acelerado de viviendas de vacaciones ponen presiones adicionales sobre las aves fuera del parque. El cambio clim谩tico plantea otra amenaza importante. Los cient铆ficos enumeraron los b煤hos en 2014 como una de las especies de aves en la Sierra Nevada que ser谩n particularmente vulnerables a los cambios de un planeta que se calienta.
Dadas estas presiones, una coalici贸n que incluye el Servicio de Parques Nacionales, el Servicio Forestal, el Departamento de Peces y Vida Silvestre de California y el Instituto de Poblaciones de Aves est谩 trabajando en proyectos para aumentar la protecci贸n de los b煤hos. Un estudio de 2015 catalog贸 los 56 registros de anidaci贸n conocidos de California desde 1973 y descubri贸 un sorprendente 21 por ciento de nidos h谩bitats m谩s bajos y calientes, lo que activ贸 una se帽al de alerta, ya que este tambi茅n es un terreno 贸ptimo para el desarrollo de viviendas de vacaciones.
El estudio tambi茅n pone destaca la importancia de los 谩rboles con nidos artificiales, que han sido la respuesta del Servicio Forestal a las necesidades especiales de los b煤hos de la Sierra Nevada. A diferencia de sus primos del norte, que anidan en su mayor铆a en nidos de ramas abandonadas, las aves de Sierra Nevada solo anidan en cronoxilos o copas de gran di谩metro desprendidas de 谩rboles muertos, que pueden escasear debido a las pr谩cticas de tala en los parques nacionales. La falta de 谩rboles apropiados para anidar puede explicar por qu茅 hay tan pocos b煤hos en la Sierra Nevada. Los gestores forestales han tratado de remediar este problema mediante la creaci贸n de cronoxilos artificiales, mediante la poda de las copas de grandes 谩rboles seleccionados cerca de prados h煤medos adecuados.
El trabajo de investigaci贸n de Medley ayuda a abordar otro reto en la propiedad del Servicio Forestal. Las tierras p煤blicas son "para usos m煤ltiples", por lo que los ganaderos pueden obtener permisos para pastar el ganado en los prados h煤medos frondosos que las aves favorecen. "El pastoreo y el pastoreo excesivo, son una amenaza principal," advierte Keane, ya que las vacas pueden alterar prados al masticar y pisotear las hierbas, lo que reduce el n煤mero de presas. Pero si los bi贸logos saben d贸nde est谩n las aves y sus nidos, pueden proteger esas 谩reas.
El nuevo plan estadual de conservaci贸n del c谩rabo lap贸n, que todav铆a est谩 pendiente de aprobaci贸n definitiva, se basa en este conocimiento. Anima a los administradores de tierras a proteger los 谩rboles de gran di谩metro de los que dependen los b煤hos, promueve el uso de 谩rboles artificiales de anidaci贸n cuando hayan cortado los naturales o hayan sido destruidos por el fuego, y nombra a las pruebas forenses de ADN de las plumas y la t茅cnica de grabaci贸n remota de Medley como las nuevas opciones de monitorizaci贸n a considerar.
De vuelta en el Bosque Nacional Stanislaus, Medley sigui贸 su noche de transmisi贸n de llamadas con una visita a uno de sus prados favoritos, que se ven como esmeraldas y radiantes despu茅s de una lluvia reciente. Los chipe cabeza amarillos y los Juncos esparcidos sobre un suave coro de saltamontes y grillos como Medley se帽al贸 "islas de 谩rboles", grupos de 谩rboles que sobresalen como pulgares en las 谩reas cubiertas de hierba, una caracter铆stica clave que atrae a los b煤hos.
Las islas de 谩rboles ofrecen buenos posaderos donde los c谩rabos lapones pueden tratar de detectar y atrapar ratones de campo y tuzas, coment贸, que es una raz贸n por la que a menudo encuentra b煤hos aqu铆. Como para subrayar sus palabras, dos charas crestadas aparecieron desde el otro lado del camino, con gritos de entusiasmo. Medley se detuvo, levant贸 sus binoculares y ubic贸 la fuente de su angustia: un c谩rabo lap贸n posado sobre un pino amarillo a casi 100 yardas de donde 茅l estaba parado. Sus bonitas plumas grises y pardas se mezclan cuidadosamente contra el tronco del pino moteado. El regalo de la presencia del ave: el delgado "bigote" blanco de plumas debajo de sus enormes discos faciales, que parpadean de vez en cuando como una d茅bil sonrisa.
Hace un siglo, Joseph Grinnell fue alertado de un b煤ho diferente en otro pino amarillo por la charla de reprimenda de un reyezuelo matraquita, y se pregunt贸 c贸mo un ave del norte podr铆a sentirse tan a gusto anidando en la agreste Sierra Nevada.
Medley y sus colegas ahora saben la respuesta a la pregunta de Grinnell. El b煤ho que miraba a trav茅s de la pradera era un remanente de la Era Glacial, un ave del norte que result贸 ser suficientemente adaptable para sobrevivir en peque帽os n煤meros en el clima m谩s templado de California. Ahora los bi贸logos creen que tienen las herramientas para asegurar el futuro de las aves aqu铆.