La sorprendente conexi贸n entre las aves, Facebook y otras redes sociales

Las aves cantoras comunes de los bosques de Wytham de Gran Breta帽a est谩n brindando una oportunidad sin precedentes a los asuntos aviares, y quiz谩s incluso hasta los nuestros.

脕rboles desnudos, el olor a hojas muertas, silencio, lodo. Los bosques invernales en Oxfordshire son encantadores si a uno le gusta ese tipo de cosas. Si usted es un cient铆fico del legendario proyecto , no importa si le gusta o no. Las bater铆as en el comedero de aves deben cambiarse cada dos d铆as o se echar谩n a perder los datos. Y de eso se trata el juego en los bosques de Wytham: de obtener la mejor y mayor cantidad de datos.

La estudiante de posgrado de la Universidad de Oxford Friederike 鈥淔reddy鈥 Hillemann carga 50 libras de bater铆as recargables en su mochila y camina arduamente por las zarzas y los helechos. Estamos a 100 pies de un cuarteto de comederos para aves en forma de tubo cuando un elegante ave redonda verde y amarilla, un Carbonero Com煤n, se acerca al primer tubo. Parece un carbonero que se perdi贸 en un juego de acuarelas. A medida que nos acercamos, una bola de plumas m谩s peque帽a y anodina, llamada Carbonero Palustre, se posa en el tercer comedero, que hace clic clic clic.

Hillemann se detiene abruptamente. 鈥溌縊铆ste ese sonido? Es el comedero que est谩 abri茅ndose鈥. Es el sonido del 茅xito. Sus artefactos, como fue previsto, est谩n espiando los h谩bitos sociales de las aves.

No hay que ser muy brillante para saber que Dios cr铆a a las aves y ellas se juntan, pero se necesita un cient铆fico para descubrir por qu茅. Con experimentos como este, Hillemann y una docena de otros cient铆ficos en el Instituto Edward Grey de Ornitolog铆a de Campo (EGI) en la Universidad de Oxford est谩n explorando qu茅 significa para un ave tener amigos y c贸mo esas amistades dan forma a su vida y muerte en los bosques.

Este experimento particular depende de 鈥渃omederos selectivos鈥 equipados con placas de circuitos y programados para abrirse solo para aves espec铆ficas. Cuando ese carbonero se posa sobre ese comedero, una antena en el tubo comprueba un peque帽o chip en un anillo en su pata. Un n煤mero de identificaci贸n 煤nico la identifica como un Carbonero Palustre. Hillemann ha programado que este comedero acepte Carboneros Palustres, as铆 que la puerta se abre, permitiendo que el ave tome una semilla. En este cuarteto, hay otros dos comederos que tambi茅n son espec铆ficos para ciertas especies: uno se abre solo para Carboneros Comunes y otro solamente para Herrerillos Comunes. (Wytham es un lugar para carboneros; tambi茅n tiene al Carbonero Garrapinos y Mito, pero no son parte de este estudio). El cuarto comedero se abre para las tres especies y es el m谩s popular. Aparentemente, las aves prefieren comer junto a otras especies, incluso si, como el Carbonero Palustre, se sienten intimidados por aves m谩s grandes. Hillemann est谩 intentando averiguar por qu茅.

Como el Carbonero Palustre, a casi todos los Carboneros Comunes, Herrerillos Comunes y sitas en los bosques de Wytham se los ha atrapado, marcado y colocado un c贸digo de barras digital con un chip. Mientras Hillemann mantenga las bater铆as cargadas, cada viaje que hace un ave marcada a un comedero experimental se registra autom谩ticamente. El resultado son macrodatos, astron贸micos en los est谩ndares del trabajo de campo. Para cuando finalice el estudio en marzo, tendr谩 cientos de miles de datos acerca de 500 aves.

Incluso as铆, los datos del proyecto de Hillemann son una gota en un balde en la escala del proyecto Wytham Tit, el estudio m谩s largo en funcionamiento continuo sobre las vidas de aves individuales. Su base de datos ahora supera los 34 millones de registros de 10,000 aves individuales. Nunca antes los investigadores hab铆an pose铆do tal informaci贸n granular acerca de las vidas sociales de tantas generaciones de animales silvestres a una escala tan grande.

Los ingenieros de Facebook envidiar铆an la informaci贸n que Hillemann y sus colegas recopilan sobre las vidas de las aves: Qui茅n anda con qui茅n y con qu茅 frecuencia, qui茅n sale con qui茅n (y qui茅n enga帽a), d贸nde y con qu茅 frecuencia almuerzan. El tama帽o del conjunto de datos permite al equipo de Oxford aplicar la teor铆a de la red social y el aprendizaje autom谩tico, herramientas anal铆ticas potentes que se usan ampliamente para entender y predecir el comportamiento humano en las redes sociales.

Lo que emerge es la revelaci贸n que para las bandadas de aves, las conexiones sociales son una cuesti贸n de supervivencia. Estas influyen en qui茅n encuentra la comida, qui茅n obtiene los mejores territorios, qui茅n se enferma con par谩sitos e infecciones. Al estudiar las reglas sociales aviares, los cient铆ficos en EGI esperan predecir la resiliencia: c贸mo las especies se manejar谩n con el cambio clim谩tico y otras grandes amenazas, y c贸mo podr铆amos ayudarlas a hacerlo.

Ocupada habl谩ndome de todas estas ideas, Hillemann conecta las bater铆as nuevas a las terminales equivocadas en su unidad, haciendo saltar un fusible en la placa del circuito que controla la puerta. A medida que trastea con un repuesto, intento no distraerla. Observo una peque帽a bandada de carboneros que se aceleran por los 谩rboles. A esta altura, ya no veo aves. Veo paquetes de datos, r谩fagas de informaci贸n social m贸vil. No es solo un bosque gris h煤medo. Es la red social, para las aves.

En 1945, David Lack, un experto en la materia brit谩nica por excelencia del Petirrojo Europeo, se convirti贸 en director de EGI en Oxford. Inicialmente, planificaba continuar sus estudios de este ave. Luego visit贸 a un cient铆fico en los Pa铆ses Bajos que estaba realizando un seguimiento de los Carboneros Comunes.

A Lack le sorprendi贸 cu谩nto m谩s f谩cil eran para estudiar. Los carboneros, familiares cercanos a los Carboneros de Am茅rica del Norte y a los Paros, son peque帽as aves audaces que no se ponen tensas cuando se las atrapa y se las marca. Abundan en Oxfordshire. Los carboneros all铆 no migran. Y lo mejor, usan f谩cilmente las cajas nido provistas por los cient铆ficos. 鈥淓ncuentran nuestros nidos, por lo que no tenemos que encontrar los de ellos鈥, dice el profesor em茅rito Chris Perrins, quien comenz贸 a trabajar con Lack en los carboneros de Oxford en 1957.

Incluso en aquel entonces, el proyecto Wytham Tit se centraba en los datos. Lack y Perrins formulaban preguntas simples que resultaron dif铆ciles de responder: 驴C贸mo deciden las aves d贸nde reproducirse? 驴Por qu茅 algunas parejas ponen muchos huevos y otras solo unos pocos? La forma de abordar estas cuestiones era rastrear muchas aves durante varias generaciones.

Por lo tanto el Carbonero Com煤n se convirti贸 en rata de laboratorio de la ecolog铆a: una especie conveniente, f谩cil de estudiar, que representa a las aves cantoras forestales en general. Cada generaci贸n de ecologistas de Oxford que continua el estudio hereda un tesoro de datos que crece de forma ininterrumpida, as铆 como vidas regidas por botas llenas de lodo, dedos fr铆os y falta de sue帽o.

En una ma帽ana calma y fr铆a de febrero, ocho j贸venes investigadores de Oxford repiten un ritual que se ha desarrollado cada semana de invierno por m谩s de 71 a帽os: lo que denominamos el marcado. Con escarcha crujiendo bajo los pies, lanzan una red de neblina frente a una fila de comederos de semillas de girasol. 鈥淏uen clima para el anillamiento鈥 dice el t茅cnico de campo Keith McMahon, quien pas贸 cinco inviernos en Wytham. Tiene raz贸n. En cuesti贸n de minutos, diez Carboneros Comunes y Herrerillos Comunes est谩n agit谩ndose en la red.

Toman a las aves de le fina red como ciruelas de un 谩rbol, con cuidado desenredan cada bola de plumas y la colocan en una peque帽a bolsa de lino, que en d铆as fr铆os se calienta previamente en los bolsillos. No hay charla, solamente los resoplidos con indignaci贸n de las aves.

Con rapidez, los investigadores pesan y miden a las peque帽as aves azules y verdes. Colocan anillos regulares y anillos con los chips de identificaci贸n electr贸nicos alrededor de las patas. Mientras trabaja, Josh Firth, un investigador adjunto en Merton College de Oxford, simult谩neamente ense帽a a los nuevos, cuenta chistes y bromea a McMahon. Firth introduce de cabeza de un Herrerillo Com煤n en un recipiente de rollo fotogr谩fico cil铆ndrico. Lo coloca en la balanza: menos de un docena de gramos y 100 % en茅rgico. Cuando quita el recipiente, el ave lo muerde, y cuando me lo pasa para que lo libere, transfiere la furia hacia m铆. (Nota: Las mordidas de Herrerillo Com煤n no lastiman). Admiro su peque帽o rostro peludo, luego abro la mano. El ave se aleja, su parte posterior azul gris谩ceo se desvanece en el cielo invernal.

Gracias a este marcado, los cient铆ficos conocen la ascendencia de casi todos los Carboneros Comunes nacidos en estos bosques. Algunos 谩rboles geneal贸gicos se remontan 35 generaciones, el equivalente humano a m谩s de un mill贸n de a帽os. 鈥淐omo lo hacen muchos proyectos cient铆ficos, gener贸 pregunta tras pregunta鈥, dice Ben Sheldon, quien se uni贸 al proyecto Wytham Tilt en el a帽o 2000 y ahora dirige EGI y el departamento de zoolog铆a de Oxford. Tambi茅n gener贸 respuestas. Por ejemplo, el proyecto era uno de los primeros en el mundo en comprobar que las aves hab铆an comenzado a poner huevos m谩s temprano en el a帽o, aparentemente en respuesta al cambio clim谩tico. (Los Carboneros Comunes ahora ponen huevos aproximadamente 3 semanas antes que en 1960).

Para observar lo que hacen los polluelos luego de dejar el nido, en 2007 Sheldon comenz贸 a colocar las etiquetas de transmisor integrado pasivo a los anillos. Chips sin bater铆as, dependen de tecnolog铆a de identificaci贸n de radio frecuencia econ贸mica que se usa en rastreadores en pasaportes y libros en las bibliotecas. Para el invierno de 2011, su grupo hab铆a equipado con RFID a 65 comederos en los bosques de Wytham, una red integral esp铆a de carboneros. Cada visita realizada por un ave con etiqueta crear铆a un registro 煤nico que incluir铆a la identidad, la hora y el lugar, creando as铆 un mapa de movimientos diarios. Los bosques de Wytham se convirtieron en un pan贸ptico ornitol贸gico omnisciente que todo lo ve, siguiendo ave tras ave hasta la muerte.

En aquel entonces, Sheldon not贸 algo sorprendente: Rara vez las aves llegaban solas. Ven铆an en grupo, y los mismos grupos aparec铆an en distintos comederos. Parec铆an ser amigos. 鈥淣os dimos cuenta que ac谩 hab铆a mucha informaci贸n social鈥, cuenta. 鈥淓so, a m铆, me entusiasmaba鈥. Condujo a otra pregunta de apariencia sencilla: 驴Las aves silvestres tienen amigos? De ser as铆, 驴por qu茅? Este sistema de vigilancia les permiti贸 a los investigadores monitorear las relaciones entre animales silvestres que viven en libertad a escala y conectar esos patrones con las aves pedigr铆 para explorar c贸mo los genes moldean el comportamiento social.

Para cuantificar y hacer un seguimiento de las relaciones, Sheldon recurri贸 al an谩lisis de la red social. Articuladas por primera vez en la d茅cada del 30, estas ideas ahora aparecen con nueva energ铆a a medida que las empresas las explotan para darle sentido a los datos de redes sociales a partir de los Me Gusta de Twitter y LinkedIn. Los m茅todos ofrecen formas de interpretar el comportamiento social en menor y mayor escala, desde los patrones de interacci贸n entre dos individuos hasta las consecuencias de v铆nculos en grupos sociales interconectados. Con animales salvajes, el an谩lisis de redes sociales se hab铆a limitado principalmente a simulaciones inform谩ticas. Pero en Wytham, finalmente ser铆a posible ver lo que las aves en verdad hac铆an.

Hemos marcado, registrado y liberado la primer tanda de carboneros, y hay 22 m谩s en la red. Considerando su aprieto, parec铆an peculiarmente calmos. Me sorprende que la mayor铆a de estas aves probablemente se conozcan. Est谩n atrapadas pero entre amigas.

Intento imaginarme las relaciones invisibles entre ellas, las l铆neas que conectan amigos, amigos de amigos, y m谩s, formando un denso nudo de nodos y enlaces. Simplificada radicalmente, esa es la idea de este enfoque: Seis grados de separaci贸n, con carboneros.

El an谩lisis de red social ofrece formas de pensar los sistemas. En poblaciones de decenas o miles, se pueden detectar y comparar todas las relaciones espec铆ficas entre pares de individuos, luego sumarlas y describir el grupo como un todo. En un nivel m谩s sofisticado, se puede ver cu谩les individuos son el centro social o distinguir a los individuos conectores que unen grupos que de otra forma no estar铆an relacionados, los Kevin Bacon de los carboneros. A mayor escala, se puede medir si un grupo es muy unido, con cada individuo que tiene v铆nculos s贸lidos con otros, o no, con cada miembro que tiene solo algunos amigos.

En un principio, Sheldon y su equipo simplemente intentaron entender las caracter铆sticas b谩sicas de estas redes. En invierno, aprendieron, los Carboneros Comunes forman peque帽os grupos que en promedio incluyen entre cuatro y ocho aves. Estos grupos son fluidos y din谩micos: en cualquier momento, un ave puede pertenecer a m谩s de una bandada. Dos aves amigas por lo general pasan entre el 5 y el 25 por ciento de su tiempo juntas; un Carbonero Com煤n promedio tiene alrededor de 50 amigos durante un invierno.

Un hallazgo inicial, realizado por una estudiante de posgrado, Lucy Aplin, indicaba que la personalidad de un ave en parte determinaba su lugar en la bandada. Todos los carboneros son inquisitivos y curiosos, pero algunos son m谩s desafiantes que otros. Ella not贸 que esas aves m谩s audaces tienen mucho v铆nculos sociales que tienden a ser d茅biles. En cambio, las aves t铆midas forman menos asociaciones que son m谩s largas y estables. Ambas podr铆an ser estrategias de supervivencia. Un carbonero averso al riesgo podr铆a preferir la mayor protecci贸n contra depredadores y enfermedades que vienen de andar con aves amigas. Las aves menos precavidas, que sociabilizan con muchos conocidos, pueden obtener mejor informaci贸n primero, pero se exponen al riesgo de contraer cada par谩sito y enfermedad que se propague en la bandada.

Los siguientes estudios de Aplin comenzaron a revelar lo que hacen las redes sociales. Por ejemplo, brindan canales de conocimiento para pasar de un ave a otra. Siete veces durante el invierno de 2010, Aplin visit贸 los bosques de Wytham de noche para colocar los comederos mientras las aves dorm铆an. En los d铆as siguientes, las aves que encontraban la nueva comida con mayor probabilidad eran aquellas que ten铆an m谩s conexiones con otras que tambi茅n hab铆an tenido muchos v铆nculos sociales. Este factor de 芦conectado a los conectores禄 se llama centralidad de Eigenvector, pero tambi茅n podr铆a llamarse efecto LinkedIn: No es solo qui茅n eres, sino a qui茅n conoces.

Y al igual que en LinkedIn, las conexiones de aves tienen consecuencias. Cada unidad de v铆nculo que un ave tiene a un Carbonero bien informado de la misma especie aumenta sus chances de encontrar una nueva fuente de comida 22 veces, seg煤n calcul贸 el equipo.

Aplin se dio cuenta que con este sistema pod铆a hacer un seguimiento del flujo de informaci贸n entre las aves. Captur贸 a Carboneros Comunes de 8 grupos sociales distintos, y los trajo al laboratorio donde aprendieron a resolver un rompecabezas. Algunos aprendieron a deslizar una puerta azul a la derecha para obtener tenebrios. Otros empujaron una puerta roja a la izquierda. Luego coloc贸 comederos con rompecabezas con puertas en el bosque y liber贸 a las aves adiestradas. El conocimiento de resoluci贸n de rompecabezas se viraliz贸. Las aves claramente estaban aprendiendo de sus amigos, en vez de darse cuenta ellas mismas: Aquellos con amigos que deslizaban puertas rojas solamente deslizaban puertas rojas, y viceversa. Hab铆a creado memes aviares.

Las conclusiones eran alentadoras: La informaci贸n puede esparcirse r谩pidamente, permitiendo a las aves adaptarse a nuevas circunstancias de manera m谩s r谩pida de lo que los genes por lo hacen. 鈥淓n un mundo en donde el medioambiente est谩 cambiando r谩pidamente debido a factores como el cambio clim谩tico y la urbanizaci贸n, la evoluci贸n de las especies no ser谩 suficiente para estar al d铆a鈥, explica Aplin. Con algo de ayuda de amigos, quiz谩s puedan cerrar la brecha.

Pronto aprend铆 que no soy tan fuerte como un carbonero. Para el final de la segunda vuelta de marcado, mis pies y manos est谩n adormecidos, y cuando Hillemann sugiere una caminata en茅rgica por el bosque para ir a ver c贸mo est谩 su experimento, la acompa帽o con gratitud. El resto del equipo contin煤a. Marcar谩n aproximadamente a 100 aves en total esa ma帽ana y volver谩n la semana siguiente. Es una carrera constante para estar al d铆a y es esencial para el trabajo que realizan. 鈥淎poya el an谩lisis de red social, y todo lo dem谩s鈥, dice Firth.

El legado de la recopilaci贸n de datos diligente condujo a Firth al grupo de Sheldon como estudiante de posgrado en 2012. Wytham era uno de los 煤nicos lugares en el mundo en donde un ecologista conductual pod铆a probar causa y efecto en las redes sociales con experimentos en la vida silvestre. 鈥淪oy fan谩tico de un experimento鈥, dice. 鈥淓s mucho m谩s elegante鈥 que intentar sacar conclusiones en base a observaciones. Al alterar el sistema social y observar las consecuencias, calculaba Firth, pod铆a ver c贸mo funciona la red en realidad. Estos experimentos tambi茅n insinuaban qu茅 pod铆a sucederle a una poblaci贸n luego de una epidemia o cat谩strofe.

Trabajando con el departamento de f铆sica de Oxford, Firth construy贸 comederos selectivos, que ahora est谩 usando Hillemann. Las ardillas destruyeron la primera versi贸n en un fin de semana; la sexta, a prueba de ardillas con mangueras de jard铆n y contenedores pl谩sticos, tambi茅n a prueba de lodo, a prueba de p谩jaros carpinteros, resistente al agua, y protegida por jaulas de acero, se emple贸 exitosamente en 2013.

De los datos del comedero con RFID, Firth primero identific贸 c铆rculos sociales, que incluyen varias especies. Luego los interrumpi贸 creando nuevos grupos de comedero. Arm贸 12 comederos para que la mitad se abrieran solo para las aves con n煤meros de chip impares, y la otra mitad para los n煤meros pares. Los impares pod铆an alimentarse solo al lado de los impares, y los pares con los pares. Es como si un d铆a uno abriera Facebook y la mitad de los amigos reales hubieran sido reemplazados por 鈥渁migos鈥 que uno no conoce, y uno tuviera que almorzar con ellos.

Para el final de invierno, y luego de m谩s de 3 millones de registros de 376 aves, era claro que los carboneros estaban dispuestos a hacer nuevos amigos por las semillas. Estas amistades creadas por Firth se trasladaron a otros contextos: Incluso en comederos ordinarios las aves se mantuvieron con estos nuevos amigos. Tambi茅n prestaron m谩s atenci贸n a sus nuevos amigos que a otras aves. 鈥淣o solo aprendieron de los individuos con quienes se los oblig贸 a pasar el rato, sino que tambi茅n priorizaron esa informaci贸n鈥, afirma Firth. Hab铆a comprobado que la red social no solo sigue una l贸gica interna; las fuerzas externas como el acceso a la comida pueden moldearla.

Otras conexiones sociales, sin embargo, resistieron sus manipulaciones. Firth intent贸 separar parejas al programar a los comederos para que se abran solo para un ave de la pareja. Descubri贸 que el coraz贸n era m谩s fuerte que el est贸mago: Las aves se mantuvieron con sus parejas, aunque fuera m谩s dif铆cil obtener semillas. 鈥淧riorizan la uni贸n de la pareja en vez de donde ir para obtener comida鈥, comenta. 鈥淢e record贸 una situaci贸n en la que estaba en un restaurante con los amigos de mi novia pensando 鈥榊o no estar铆a con estas personas excepto que estuvieran con mi pareja鈥欌.

Pero incluso entre simples amigos, los v铆nculos pueden ser sorprendentemente resilientes. En un estudio de 2017, Firth y otros analizaron 395,113 puntos de dato de 542 Carboneros Comunes, aplicando el aprendizaje autom谩tico para procesar inter-relaciones, identificar grupos y calcular la solidez de las relaciones entre individuos. Luego Firth atrap贸 a seis aves a la vez, manteni茅ndolas en una jaula por varios d铆as. Para algunas aves, la mitad de su bandada de repente hab铆a desaparecido.

Los experimentos de simulaci贸n predicen que si suficientes nodos centrales de la red de un animal desaparecen, toda la red colapsa. Para su sorpresa, lo que qued贸 de la bandada se junt贸 nuevamente en unos pocos d铆as. Las aves que quedaron respondieron fortaleciendo sus v铆nculos, en algunos casos pasando aproximadamente un 20 por ciento m谩s de tiempo con los miembros de la bandada restantes, quienes a su vez pasaron alrededor de un 20 por ciento m谩s de tiempo con ellos, incrementando la solidez de la red en general. No solo eso, las aves que eran socialmente centrales mantuvieron esa posici贸n incluso cuando se les quitaba a la mayor铆a de sus amigos; simplemente hac铆an nuevas conexiones. 鈥淓so jam谩s se podr铆a haber previsto sin un experimento鈥, admite Firth.

El mecanismo de auto-reparaci贸n es otro hallazgo alentador. Sugiere que las aves que se enfrentan a cat谩strofes que perjudican la red pueden ser m谩s resilientes de lo que cre铆amos. Un estudio publicado m谩s o menos en el mismo momento mostraba que las personas en Facebook hacen b谩sicamente lo mismo: Cuando una conexi贸n mutua muere, amigos y conocidos se vuelven a conectar, fortaleciendo la red social. Con frecuencia asumimos que los sistemas sociales humanos son mucho m谩s complejos que los de los animales; este paralelismo, dice Firth, sugiere que reglas m谩s simples pueden regir tanto a los humanos como a las aves.

Los carboneros de Wytham pasan el oto帽o e invierno as铆, deambulando en peque帽as bandadas chismosas, sobreviviendo a los meses austeros al unir fuerzas. A medida que se acerca la primavera, los grupos comienzan a explorar sitios para nidos juntos. Las aves eventualmente se emparejan. El anillamiento invernal y los experimentos de comederos finalizan. Para los cient铆ficos, esto solo significa m谩s trabajo. Viajes antes del amanecer para verificar las cajas nido y marcar cualquier ave sin marcado, cambiar los grupos de marcado que trabajan al amanecer. Monitorean cada una de las 1,204 cajas en busca de signos de construcci贸n de nidos, el primer huevo, el tama帽o de la puesta de huevos, as铆 como otros lo han hecho todas estas d茅cadas. Marcan polluelos, y luego, debido a que la mitad mueren en el nido, deben quitar estas marcas despu茅s de que los sobrevivientes empluman. 鈥淓s un momento muy asqueroso鈥, comenta de manera animada. 鈥淯na sopa de polluelos muertos鈥, agrega McMahon.

El pr贸ximo experimento de Firth, en curso este invierno, incluye un nuevo comedero que se abre solamente cuando dos aves espec铆ficas llegan simult谩neamente; deben trabajar juntas para alimentarse. Es una forma de investigar si los v铆nculos sociales facilitan la cooperaci贸n en las aves, o si sucede lo contrario, si unir fuerzas forma amistades duraderas.

Si eso suena conocido (si, de hecho, estos estudios de Wytham le recuerdan a las amistades que ha formado y perdido, grupos sociales a los que se ha unido o que ha dejado), existe un motivo.

Descubrir por qu茅 los animales tienen c铆rculos sociales y c贸mo funcionan esas redes es fascinante en s铆 mismo. Adem谩s, ofrecer谩 un nuevo enfoque sobre por qu茅 algunas poblaciones prosperan y otras desaparecen, y guiar谩 a los conservacionistas a medida que ayudan a las especies a lidiar con amenazas a la supervivencia.

Pero esta investigaci贸n podr铆a resolver otras cuestiones tambi茅n. Debido a que nosotros tambi茅n somos animales sociales, los conocimientos hallados podr铆an ayudarnos a entender mejor nuestro propio conocimiento.

A pesar de su gran alcance, las empresas como Facebook est谩n limitadas respecto de lo que aprenden porque realizan un seguimiento de una sola especie. Como los ecologistas conductuales aplican las ideas y los m茅todos del an谩lisis de la red social en el reino animal describiendo, probando y alterando las amistades de varias criaturas, esperan encontrar patrones comunes y principios que organizan los mundos de los Herrerillos Comunes, las ballenas azules y todo lo comprendido entre uno y otro.

Las personas tienden a decir que los animales son como nosotros, pero quiz谩s nosotros somos como ellos. Las reglas universales de la amistad animal pueden profundizar nuestro entendimiento de c贸mo se forman y debilitan nuestros v铆nculos y por qu茅 nos agrupamos como lo hacemos. Quiz谩s revelar谩n por qu茅 las amistades se sienten tan esenciales y por qu茅 literalmente brindan sustento en la vida: Los psic贸logos saben que las personas con amigos viven m谩s tiempo. Para todas las criaturas sociales, incluidos los carboneros y los humanos por igual, los v铆nculos son tan fundamentales como la comida, el agua y el refugio. Estas peque帽as aves nos podr铆an demostrar el motivo.

Este art铆culo se public贸 originalmente en la edici贸n de invierno de 2018 como 鈥淭he Social Network鈥 (la red social). Para recibir la revista impresa, h谩gase miembro hoy mismo .