En Seavey Island es la hora del almuerzo, y a los miles de charranes que se encuentran en esta saliente accidentada de cinco acres en la costa de Nuevo Hampshire no les hace gracia tener compa帽铆a para comer. Su llamado estridente crea un estruendo de otro planeta que tiene por objetivo ahuyentar a los intrusos humanos. Parece que lo noto solo yo.
Un equipo liderado por Jennifer Seavey, directora ejecutiva del Laboratorio Mar铆timo de Shoals, avanza poco a poco y de manera despreocupada, entre rocas cubiertas de algas. Su intenci贸n es pesar y contar a los polluelos de los charranes. Yo estoy en medio de ellos, en una procesi贸n que se ha organizado as铆 de manera deliberada para reducir al m铆nimo las posibilidades de que mis pies principiantes puedan entrar en contacto con un preciado huevo en forma accidental. Esa posibilidad se ve exacerbada por mi sombrero de paja, cuyas grandes dimensiones resultan bastante c贸micas. Casi como un sombrero digno de un escenario cinematogr谩fico, cuenta con una copa abarrotada de montones de toallas, pa帽uelos y medias. Lo que sea para mitigar los picos afilados.
Sin embargo, nuestro sistema de defensa no parece disuadir a las aves. Se alternan para dedicarse a ataques incesantes a nuestros sombreros y vuelos fuera de la isla en busca de alimento. De los casi 6,000 charranes adultos que se encuentran aqu铆 este verano, la mayor铆a son comunes. Tambi茅n hay 70 parejas de esp谩tulas rosadas en peligro y una pareja que se reproduce en el 脕rtico. Cuando vuelven del mar con peque帽os peces plateados en la boca, los polluelos diminutos emergen de la vegetaci贸n baja y de grietas del terreno. Tragan el alimento de un solo bocado, vuelven a su refugio seguro y sus padres vuelven a salir.
El verano pasado, a temperaturas m谩s c谩lidas de lo normal, Seavey y su equipo notaron una tendencia perturbadora: Los adultos no volv铆an a la colonia con el peque帽o arenque de siempre ni con ammod铆tidos o merluzas. Por el contrario, llevaban palometas (o peces mantequilla), una especie que se encuentra en mayor abundancia mucho m谩s al sur. Vista desde arriba, la palometa se parece mucho a un arenque o una merluza. No obstante, vista desde el costado, es mucho m谩s ancha. Para las aves generalistas que regurgitan alimento para sus cr铆as, como las Gaviotas Arg茅nteas, esa diferencia no presenta un problema. Para los polluelos de los charranes, puede ser mortal.
鈥淣os sent谩bamos a observar y ve铆amos que los polluelos intentaban tragar la palometa durante varios minutos y al final se daban por vencidos鈥, cuenta Elizabeth Craig, la responsable del programa de conservaci贸n de charranes del laboratorio. 鈥淭oda la isla est谩 cubierta de peces muertos y aves hambrientas鈥.
La principal inquietud de Craig y Seavey ten铆a que ver con las cr铆as de los Charranes Rosados. La poblaci贸n que se reproduce en el noreste, que en una 茅poca era prol铆fica desde Nueva Escocia hasta Virginia, sufri贸 debido a dos acontecimientos catastr贸ficos: primero, por el mercado de sombreros con el cambio de siglo y una vez m谩s a finales de la d茅cada de 1930, cuando el desarrollo humano y la depredaci贸n ilimitada acabaron con muchas de las colonias que quedaban. (Los Charranes Rosados que se reproducen en el Caribe, en Europa y en el Oc茅ano 脥ndico se encuentran saludables). En la actualidad, la abrumadora mayor铆a de Charranes Rosados del noreste nidifica en solo tres sitios ubicados en el Estrecho de Long Island y el sur del cabo Cod. Esto demuestra la situaci贸n dif铆cil por la que pasa esta especie, que ya se encuentra amenazada. Con una zona de nidificaci贸n tan concentrada, un solo predador o un solo brote de una enfermedad podr铆a diezmar la poblaci贸n. Lo mismo podr铆a ocurrir como consecuencia de una tormenta tropical y cada vez habr谩 m谩s probabilidades de que las tormentas se intensifiquen a medida que el cambio clim谩tico gane terreno y modifique los sistemas clim谩ticos.
Es por eso que el plan de recuperaci贸n llama a restaurar por lo menos seis colonias del noreste con m谩s de 200 parejas reproductoras en cada una de ellas. Seavey es uno de los cinco sitios del Golfo de Maine.
Hacer que los Charranes Rosados vuelvan a ser una poblaci贸n en estado saludable 鈥揷onstituida por 5,000 parejas en lugar de las 3,200 actuales鈥 depende de un sistema de relaciones complejo. Los Charranes Rosados dependen de que abunden los Charranes Comunes, que son m谩s belicosos y brindan protecci贸n. Ambas especies han evolucionado para volver cada verano justo a tiempo para aprovechar un suministro abundante de algunos tipos de peces particulares. Una vez que las cr铆as empluman, los charranes viajan hasta el Cabo Cod para alimentarse bien antes de emprender el vuelo de unas 5,000 millas que los separa de sus tierras de invernada en Am茅rica del Sur. Si se eliminara un paso de este ciclo, una colonia podr铆a desaparecer.
鈥淭odo lo que sucede en esta isla depende de una sincronizaci贸n鈥, explica Seavey. (Deber铆a saber: La isla recibe el nombre de su octavo bisabuelo, quien busc贸 bacalao en estas aguas hace cuatro siglos). Es por eso que le preocupa que el a帽o pasado hayan aparecido palometas en los picos de los charranes. Los investigadores informaron sobre el fen贸meno en colonias de charranes y frailecillos, que tambi茅n alimentaron a sus cr铆as con peces enteros en todo el Golfo de Maine. 鈥淐on los cambios de temperatura que provocar谩 el cambio clim谩tico, esperamos ver cambios en la cadena alimentaria y la distribuci贸n de los peces鈥, comenta Craig. 鈥淧ero a todos nos preocupa que haya ocurrido tan r谩pido鈥.
El oc茅ano absorbe el 90 por ciento del calor excesivo de la Tierra, motivo por el cual las temperaturas mar铆timas est谩n aumentando en todos lados. No obstante, pocos sitios se est谩n calentando tan r谩pido como el Golfo de Maine, un ecosistema de agua fr铆a robusto que se extiende desde el Cabo Cod hacia el norte hasta llegar a la Bah铆a de Fundy en Nueva Escocia. En esta zona, los cambios que deber铆an haber tardado a帽os se est谩n haciendo realidad en unos pocos a帽os. Es un poco como ver una pel铆cula en c谩mara r谩pida. Y en varios modos, la estrella es el Charr谩n Rosado.
Como superpredador, el charr谩n ofrece una visi贸n de los acontecimientos complejos que ocurren debajo de las olas. Su 茅xito, o fracaso, revela mucho sobre el ecosistema como conjunto. Por lo tanto, si cient铆ficos como Seavey y Craig pueden lograr guiar a los charranes por el alboroto, tambi茅n pueden crear un modelo eficaz para proteger a otras aves marinas a lo largo y a lo ancho de los oc茅anos del mundo.
El a帽o pasado no fue la primera vez que especies extra帽as comenzaron a aparecer en el Golfo de Maine. La oficina de Andrew Pershing, director cient铆fico del Instituto de Investigaci贸n del Golfo de Maine, sin fines de lucro, est谩 alerta en uno de los muelles comerciales de compra y venta de pescado, donde llegan botes con flet谩n, abadejo y bacalao. En 2012, que en ese entonces era uno de los a帽os m谩s calurosos registrados, los pescadores llegaban con criaturas inusuales en sus redes: pobladores de aguas c谩lidas como la lubina negra, el calamar p谩lido y los cangrejos azules, especies del Atl谩ntico central, al igual que la palometa. Mientras tanto, la gente que iba a la playa ve铆a otras especies de aguas m谩s c谩lidas, tales como tortugas cabezonas y caballitos de mar.
Confundidos, Pershing y sus colegas extrajeron registros de temperaturas y datos satelitales de los 煤ltimos 40 a帽os. Lo que descubrieron los sorprendi贸 incluso a ellos: El Golfo de Maine no solo estaba calent谩ndose, sino que lo estaba haciendo a un ritmo cuatro veces mayor que el promedio a nivel mundial, m谩s r谩pido que el 99 por ciento de otras regiones.
Imaginemos dos engranajes que giran: uno en el Atl谩ntico norte y otro en el sur. El del norte gira en sentido antihorario, enviando agua de la Corriente del Labrador hacia el sur. El engranaje del sur gira en sentido horario y la poderosa Corriente del Golfo al oeste lleva agua c谩lida hacia el Atl谩ntico norte. Estos engranajes se superponen en el Golfo de Maine.
El calentamiento causado por el hombre est谩 cambiando ese patr贸n hist贸rico de muchos modos. Las temperaturas del ambiente, que van en aumento, est谩n provocando el derretimiento de las capas de hielo polar, lo cual hace que enormes cantidades de agua dulce se dirijan hacia el Atl谩ntico norte. El agua dulce no se hunde con tanta rapidez, por lo cual detiene al motor que transmite energ铆a a los engranajes. Como consecuencia, el punto en el que se encuentran los engranajes cambia y m谩s agua c谩lida fluye hacia el Golfo de Maine. Los registros lo confirman: En los 煤ltimos 30 a帽os, la temperatura promedio del mar ha aumentado alrededor de 3 grados Fahrenheit.
Ese aumento sustancial ha permitido que algunas especies se afianzaran. Por ejemplo, las langostas prefieren temperaturas de entre 54 y 68 grados Fahrenheit y en la actualidad, el golfo se encuentra en ese punto ideal. Si bien las enfermedades de caparaz贸n redujeron las poblaciones de aguas m谩s c谩lidas fuera del sur de Nueva Inglaterra, el Golfo de Maine est谩 registrando un auge sin precedentes. El a帽o pasado, los pescadores ganaron cerca de 120 millones de libras, alrededor del 80 por ciento del total de la naci贸n, estimado en unos 485 millones de d贸lares. 鈥淪olo una peque帽a porci贸n del calentamiento cruz贸 un umbral biol贸gico importante para la langosta que realmente ayud贸 a estimular el auge鈥, explica Richard Wahle, director del Instituto Especializado en Langostas de la Universidad de Maine.
Pero es posible que el auge dure poco. Para comprender el porqu茅, hay que comenzar por la base de la cadena alimentaria e ir subiendo hasta llegar a predadores como las langostas y los charranes. Hist贸ricamente, aqu铆 ha habido una cantidad abundante de organismos min煤sculos llamados fitoplancton, pero las modificaciones impulsadas por el cambio clim谩tico est谩n haciendo que disminuyan. Por ejemplo, el aumento en las lluvias reduce la salinidad de los oc茅anos. Tambi茅n hace aumentar la evacuaci贸n terrestre, lo cual oscurece el agua y limita la capacidad del fitoplancton de absorber luz solar y, por lo tanto, de hacer fotos铆ntesis y crecer.
A su vez, eso afecta a especies clave que consumen fitoplancton, en particular al zooplancton Calanus finmarchicus. Este cop茅podo vive su vida como si fuera un oso oce谩nico diminuto: Consume una gran cantidad de fitoplancton durante gran parte del a帽o. A continuaci贸n hiberna y conserva la energ铆a en invierno. Esa estrategia hace que los cop茅podos sean ricos en calor铆as 鈥揚ershing los compara con gotas de mantequilla flotantes鈥 y todos, desde langostas j贸venes hasta ballenas francas y arenques, se alimentan de ellos.
Sin fitoplancton saludable, los cop茅podos no pueden almacenar la energ铆a que necesitan. Adem谩s, cuando el agua aumenta demasiado su temperatura, los cop茅podos omiten su letargo y utilizan sus reservas energ茅ticas, lo cual hace que los que sobreviven aporten un valor nutricional menor. Mientras tanto, los cambios en las corrientes oce谩nicas est谩n haciendo que, lentamente, las poblaciones saludables se desplacen hacia el norte.
El bienestar de esta especie causa innumerables repercusiones. Wahle ha detectado una correlaci贸n importante entre la disponibilidad de cop茅podos y la salud de las larvas de langosta. Por su parte, los expertos en mam铆feros marinos creen que la distribuci贸n cambiante de los cop茅podos ha alterado la zona de distribuci贸n de la ballena franca del Atl谩ntico norte, que ya se encuentra amenazada. Esto la obliga a alejarse m谩s de 谩reas de alimentaci贸n tradicionales fuera de Nueva Inglaterra y a dirigirse hacia zonas muy transitadas como el Golfo de San Lorenzo (solo este a帽o, al menos tres han sido embestidas y asesinadas por embarcaciones en esa zona).
Los arenques adultos tambi茅n dependen de los Calanus, lo cual podr铆a explicar al menos parte del motivo por el que los peces est谩n desplaz谩ndose hacia aguas m谩s fr铆as del noreste del golfo. A su vez, esto podr铆a estar haciendo que aves marinas inusuales en el sur se desplacen hacia esa latitud, incluido el Arao Com煤n, que en 2018 cri贸 polluelos en el Golfo de Maine luego de una ausencia de 27 a帽os. 鈥淭odo parece indicar que hay un nexo que vuelve hacia atr谩s, hacia los cop茅podos鈥, comenta Wahle.
Los cient铆ficos est谩n monitoreando animales como los cop茅podos para analizar c贸mo responden al aumento de la temperatura del agua para poder realizar estimaciones basadas en datos concretos sobre lo que suceder谩 en un futuro. Dichas investigaciones se complican debido a las olas de calor marinas que han afectado al golfo en los 煤ltimos a帽os.
Si el calentamiento global se considera una presi贸n constante sobre un ecosistema, las olas de calor marinas (per铆odos de m谩s de cinco d铆as durante los cuales las temperaturas superan el 90掳 percentil de los promedios hist贸ricos) se comprenden mejor como choques repentinos, explica Alistair Hobday, director de investigaciones en los oc茅anos y la atm贸sfera de CSIRO, la agencia cient铆fica nacional de Australia. 鈥淟as olas de calor marinas afectan a la cadena alimentaria en forma directa鈥, revela. 鈥淎lgunas especies mueren; otras especies llegan; hay enfermedades. Por lo tanto, la administraci贸n se enfrenta a desaf铆os que surgen de cosas nuevas que anteriormente no se hab铆an considerado o encontrado鈥.
En 2018, el Golfo de Maine registr贸 250 d铆as que calificaron como ondas de calor marinas, lo cual hizo que ese a帽o fuera uno de los m谩s calurosos de los que se tenga registro. Pero incluso fue eclipsado tanto por 2012 como por 2016, en los cuales hubo 360 y 302 d铆as de olas de calor marinas, respectivamente.
Estas estad铆sticas dejaron a Pershing pasmado. Sin embargo, lo que realmente le interesaba era c贸mo respond铆a el ecosistema mar铆timo a esos cambios. 鈥淗ay algunas especies que reaccionan a estos acontecimientos sumamente r谩pido鈥, dice. Por ejemplo, los calamares pueden llegar solo unos d铆as o unas semanas despu茅s de las aguas c谩lidas. Por su parte, los arenques parten de manera apresurada. 鈥淵 si los arenques se ven afectados鈥, advierte Pershing, 鈥渆so afectar谩 a todo el ecosistema鈥. Como vimos el a帽o pasado, esto sucede sobre todo en el caso de las aves marinas.
Las especies de aves marinas responden a estos cambios en la temperatura oce谩nica de distintos modos. Las especies cuyas cr铆as se dirigen al mar enseguida, tales como el Alca Com煤n, abandonaron las aguas que circundan sus colonias de reproducci贸n m谩s r谩pido que otras especies, posiblemente en busca de alimento adecuado. Por su parte, el Frailecillo Atl谩ntico sorprendi贸 a los cient铆ficos por su resiliencia a la escasez de alimento temporal. A medida que las temperaturas de la superficie marina fueron aumentando a principios del verano, los padres frailecillos disminuyeron el ritmo de la alimentaci贸n de sus cr铆as. Cuando las aguas m谩s fr铆as, y los peces que viven en ellas, volvieron, unas semanas m谩s tarde, los adultos redoblaron la alimentaci贸n. Comenzaron a alimentar a sus cr铆as 10 veces m谩s por d铆a. Tambi茅n comenzaron a dedicarle m谩s tiempo a cada polluelo. En algunos casos, casi lo duplicaron, pasando de 40 d铆as a 83. No obstante, la cantidad de cr铆as que emplumaron el a帽o pasado fue una de las m谩s bajas de las que se tengan registros.
Don Lyons, director de ciencia de la conservaci贸n del Programa de Recuperaci贸n de Aves Marinas de 爆料公社, explica que, para los charranes, adaptarse representa un desaf铆o mucho mayor. 爆料公社 maneja cuatro islas del golfo que albergan colonias de Charranes Rosados. 鈥淧resentan un patr贸n de crecimiento y desarrollo bastante definido y arraigado鈥, comenta Lyons. 鈥淟os charranes comienzan con varias cr铆as. Si se encuentran con una escasez de alimento, resulta muy dif铆cil alimentar a toda la familia, por lo que se encuentran en una situaci贸n realmente complicada鈥. Lyons dice que, para que los charranes y otras aves marinas tengan m谩s posibilidades de encontrar alimento, debemos reconsiderar c贸mo gestionamos nuestras pesquer铆as.
Por ejemplo, tomemos el caso de los arenques, que en una 茅poca eran tan prol铆ficos que formaban card煤menes de 30 millas de longitud y 5 millas de profundidad. La pesca indiscriminada provoc贸 el colapso de la industria en la d茅cada de 1960 y 1970, lo cual llev贸 a que la poblaci贸n se redujera dr谩sticamente. En la actualidad, el l铆mite de pesca total es de unas 15,000 toneladas m茅tricas por a帽o. Esta cifra muestra una disminuci贸n en comparaci贸n con las m谩s de 180,000 toneladas m茅tricas de hace solo 15 a帽os. Esa cantidad se reducir谩 a煤n m谩s el a帽o pr贸ximo. Mientras tanto, evaluaciones de poblaciones realizadas por el Consejo de Gesti贸n de las Pesquer铆as de Nueva Inglaterra muestran que la cantidad de arenques beb茅 est谩 disminuyendo, quiz谩s como resultado de la reducci贸n de cop茅podos.
A su vez, el otro alimento b谩sico preferido de los charranes, los ammod铆tidos, enfrentan desaf铆os propios. Seg煤n un estudio inminente, en Stellwagen Bank, fuera del Cabo Cod, la supervivencia de los huevos y embriones disminuye hasta veinte veces cuando los niveles de di贸xido de carbono del agua oce谩nica aumentan. 鈥淟os ammod铆tidos podr铆an ser los peces m谩s sensibles al di贸xido de carbono que se hayan evaluado hasta la fecha鈥, comenta Hannes Baumann, autor s茅nior y bi贸logo especializado en pesquer铆as de la Universidad de Connecticut. 鈥淓sto significa que, a largo plazo, las condiciones clim谩ticas marinas que afectan a los ammod铆tidos seguramente empeorar谩n鈥. Baumann explica que las industrias relacionadas con el fracking y la construcci贸n han expresado su inter茅s en la explotaci贸n de arena en el h谩bitat de los ammod铆tidos, lo cual representar谩 una amenaza adicional para la especie, que en el plano comercial se explota como alimento para peces.
Seg煤n Baumann, Lyons y otros, dadas las cifras asociadas a estos peces esenciales, que muestran un retroceso, es m谩s importante que nunca que la gesti贸n de esta especie adquiera un enfoque verdaderamente ecol贸gico. En el pasado, se han establecido l铆mites de pesca basados estrictamente en el an谩lisis de datos hist贸ricos. Hobday, de CSIRO, opina que realizar pron贸sticos estacionales que incluyan las olas de calor marinas ser铆a sumamente 煤til para mejorar el manejo de las temperaturas a medida que vayan en aumento. 鈥淒erivar铆a en una toma de decisiones m谩s r谩pida鈥.
Si algo nos ense帽贸 el aumento de las temperaturas oce谩nicas, es que se necesita una gesti贸n m谩s 谩gil, comenta Mary Beth Tooley. Ella coordina cuestiones gubernamentales y regulatorias para O鈥橦ara Corporation, una compa帽铆a pesquera de arenque. Adem谩s, trabaj贸 en el Consejo de Gesti贸n de las Pesquer铆as de Nueva Inglaterra hasta 2017. 鈥淣uestro trabajo es dejar a esta compa帽铆a en buenas condiciones para la pr贸xima generaci贸n鈥, explica. 鈥淣o estamos interesados en tomar los 煤ltimos peces. Si uno depende de la pesca a largo plazo, busca estabilidad a lo largo del tiempo鈥.
Para lograr esa sostenibilidad ecol贸gica, Hobday sostiene que las pesquer铆as deben pensar de forma espec铆fica en las aves marinas. Una idea que se present贸 por primera vez en un art铆culo de la revista Science en 2011 sostuvo que, al pensar en biomasa saludable para cualquier pesquer铆a, es importante dejar 鈥渦n tercio para las aves鈥.
La acad茅mica especializada en cuestiones legales medioambientales Alison Rieser concuerda. Ha estudiado el auge y la ca铆da de la pesquer铆a de arenques y lo que significa no solo para los peces mismos, sino tambi茅n para las sociedades humanas que dependen de ellos. 鈥淪e necesita un pueblo鈥, comenta. 鈥淪e necesita un ecosistema completo para que haya una pesquer铆a productiva. Se necesitan poblaciones de aves marinas saludables, se necesita a todo el mundo鈥.
Puede que las aves marinas sean capaces de ayudar. El equipo de Seavey est谩 utilizando tecnolog铆a avanzada y trabajando junto con el Laboratorio de Ornitolog铆a de la Universidad de Cornell para evaluar el ADN del guano con el objetivo de comprender mejor la dieta de las aves. 鈥淓l an谩lisis de la secuencia gen茅tica se ha vuelto tan econ贸mico que solo ahora es posible realizar investigaciones de esta magnitud鈥, afirma la becaria de investigaci贸n posdoctoral Gemma Clucas, 鈥測, por fortuna para nosotros, hay esti茅rcol en todos lados鈥.
Como para comprobarlo, una mancha de guano gigante aterriza en el brazo de Seavey. 鈥溌xcelente!鈥, exclama. 鈥淢谩s datos鈥.
Al principio de este oto帽o, los rastreadores con GPS fijados a los charranes les permitir谩n marcar de manera precisa d贸nde atraparon al pez que se convierte en este punto de informaci贸n. Tomar谩n una muestra de esas aguas para recoger ADN de peces desprendido de cambios de piel o incluso una muestra unicelular. Esto revelar谩 qu茅 especies de peces se encuentran presentes en la columna de agua. Al reunir la informaci贸n, sabr谩n de qu茅 se est谩n alimentando los charranes, qu茅 se encuentra disponible para ellos y qu茅 peces prefieren en particular (si esas preferencias existen).
Seavey revela que a煤n no saben exactamente qu茅 peces traer谩n las aguas m谩s c谩lidas ni de qu茅 modo responder谩n los Charranes Rosados a estos nuevos integrantes. Explica que esta es una de las razones por las que registrar las preferencias de las aves ayudar谩 a que los conservacionistas salven a estas aves con largas horas de vuelo. Adem谩s, la ciencia demuestra que las aves marinas son muy buenas indicadoras de las poblaciones de peces forrajeros. Por lo tanto, mientras que a algunos integrantes de la industria pesquera puede no agradarles la idea de reservar un porcentaje de sus poblaciones para las aves marinas, Seavey ve esta acci贸n como el punto de partida de una alianza que beneficiar谩 a ambas partes. 鈥淎ntes pens谩bamos que estos organismos compet铆an por los mismos recursos鈥, comenta Seavey. 鈥溌縋ero qu茅 suceder铆a si los consider谩ramos compatibles? 驴Qu茅 suceder铆a si las aves marinas pudieran ayudar a los pescadores al actuar como indicadores de lo que suceder谩 en los pr贸ximos dos o tres a帽os? En ese caso, realmente se convertir铆an en aliadas鈥.
En un futuro no demasiado remoto, es posible que consideremos a aves marinas como los Charranes Rosados centinelas eficientes por permitirnos saber hacia d贸nde se dirigen las poblaciones de peces. A su vez, nosotros podemos ayudarles asegur谩ndonos de que tengan un h谩bitat cerca en el que puedan reproducirse.
Cuando Steve Kress de 爆料公社 dio inicio a un plan audaz para recuperar los Frailecillos Atl谩nticos en el Golfo de Maine, se encontr贸 con un gran escepticismo de la comunidad cient铆fica, que tem铆a que la reubicaci贸n de aves de Canad谩 a Eastern Egg Rock fallara, ya fuere porque los polluelos no iban a sobrevivir un tiempo suficiente como para emplumar, o porque no iban a volver. Ninguna de estas hip贸tesis se hizo realidad. Los esc茅pticos tambi茅n sosten铆an que cualquier tipo de 茅xito iba a estar limitado al de esa especie en particular. Pero en 1984, Kress y el equipo de 爆料公社 de Maine comenzaron a recuperar de manera exitosa tanto las poblaciones de Charranes Rosados como de Charranes Comunes en las Islas Seal y Petit Manan de Maine.
En muchos sentidos, estas dos especies tienen algo 煤nico que las hace adecuadas para este tipo de trabajo de recuperaci贸n. Los charranes compensan su falta de flexibilidad de crecimiento a lo largo del tiempo con su voluntad de mudarse. 鈥淓n cierta forma, los charranes son 煤nicos porque han evolucionado en 谩reas cercanas a la costa en h谩bitats bastante din谩micos y que presentan cambios constantes鈥, cuenta Lyons. 鈥淒ebido a que estos entornos son din谩micos y cambiantes, en general han desarrollado la capacidad de desplazarse para encontrarlos鈥.
En su opini贸n, la clave est谩 en seleccionar y mantener h谩bitats 贸ptimos para los charranes. Hasta ahora, eso ha incluido el manejo de plantas invasoras para preservar tierras de nidificaci贸n y proteger a las aves de los predadores. Pero para los Charranes Rosados y otras aves sensibles, frente al cambio clim谩tico del siglo XXI, el mayor desaf铆o puede ser la disponibilidad de alimento.
Lyons desear铆a ver una cadena de islas que tuvieran un h谩bitat adecuado y entre las cuales los charranes pudieran elegir. Quiz谩s los charranes incluso podr铆an utilizar esos h谩bitats para seguir a sus peces de presa preferidos al buscar las temperaturas que siempre han preferido en general.
Es una visi贸n razonable. A diferencia de otros superpredadores como osos polares o lobos, los charranes re煤nen todo en un espacio reducido. Muchas islas del Golfo de Maine tienen una elevaci贸n suficiente como para lidiar con el aumento del nivel del mar causado por el clima. Seg煤n Lyons, lo que m谩s limita la selecci贸n de su h谩bitat es encontrar entornos que no se hayan visto totalmente afectados por la influencia humana.
Eso es parte de lo que hace que colonias como las de Seavey y las cercanas a Stratton Island sean tan importantes. 鈥淭odo se trata de contar con una buena red鈥, dice Lyons. 鈥淣o es necesario que los nodos de la red sean grandes. Solo tenemos que dispersar los nodos por un espacio que sea lo m谩s grande posible鈥.
Como evidencia adicional, hace referencia a los informes de Great Gull Island, unas 200 millas al sur. La evidencia anecd贸tica sugiere que esta temporada fue particularmente dura para los charranes que se encuentran all铆. Aqu铆 en el Golfo de Maine, las colonias parecen estar desenvolvi茅ndose bien (por ahora).
Todos los cient铆ficos entrevistados para redactar este documento est谩n de acuerdo en una cosa: Para preservar y hacer crecer a las poblaciones que se encuentran en riesgo, necesitamos un nuevo paradigma, el cual debe ser lo suficientemente 谩gil como para adaptarse tanto a aumentos de temperatura inesperados causados por olas de calor marinas como al calentamiento del Golfo de Maine y m谩s all谩, que es m谩s gradual pero tampoco puede evitarse. En casos en los que antes confi谩bamos casi totalmente en datos hist贸ricos para todo, desde l铆mites de pesca hasta planes de recuperaci贸n, la crisis clim谩tica insiste en que pensemos m谩s a futuro. Necesitamos modelos e investigaciones impulsadas por resultados para ayudar a predecir d贸nde se encontrar谩n especies tales como los arenques y los cop茅podos (y en qu茅 cantidades). En lugar de estudiar a las especies por separado, necesitamos un enfoque ecol贸gico que considere las relaciones entre los peces, las aves marinas y los mam铆feros marinos. Adem谩s, debemos asegurarnos de que todos tengan opciones en t茅rminos de d贸nde vivir y de qu茅 alimentarse.
Lyons cuenta que eso es as铆 sobre todo en el caso de animales en peligro como el Charr谩n Rosado. 鈥淧odemos gestionar los h谩bitats. Podemos atraer a las aves a zonas en las que podamos brindarles protecci贸n. Sabemos c贸mo hacer esto鈥, afirma Lyons. 鈥淎hora solo debemos comprometernos a hacerlo鈥.
Este art铆culo se public贸 originalmente en el ejemplar de oto帽o de 2019 como 鈥淎 Moveable Feast鈥 (Un banquete m贸vil). Para recibir la revista impresa, h谩gase miembro hoy mismo .