Cuando los imponentes saguaros coronan imponentes el Desierto de Sonora en la primavera, se ven destellos rojos y amarillos entre ellos. El Carpintero de California revolotea entre las flores como un colibrà maduro, recogiendo hormigas y néctar con su lengua larga y pegajosa. Las vidas de estos carpinteros se conectan con aquellas del saguaro; no solo se alimentan de insectos que viven en la carne de la suculenta, sino que también crean cavidades que protegen a sus familias de la potencia del sol. Cuando vacÃan los hoyos, los Mochuelos de los Saguaros, las Golondrinas Purpúreas y los Copetones Tiranillos se mudan allÃ.
Sin embargo, los desarrolladores de inmuebles aviares del Desierto de Sonora podrÃan extinguirse para 2080 si la región se torna más calurosa y seca, lo cual a su vez contribuirÃa a generar condiciones propicia para incendios forestales que incineran los hogares de estos carpinteros. Es uno de los hallazgos solemnizadores del informe de ±¬ÁϹ«Éç “Sobrevivir por unos grados: 389 especies de aves en peligro de extinciónâ€, publicado en octubre. Mediante el uso de modelos climáticos avanzados, el informe ofrece una visualización sin precedentes sobre cuáles aves y lugares se encuentran en mayor riesgo, a través de nuestra guÃa de campo para conocer el futuro de las aves de América del Norte.
En las peores situaciones, los cambios se verán muy marcados en dicha guÃa de campo a futuro. La sección de aves costeras serÃa considerablemente más pequeña, dado que los reproductores del Ãrtico como los Correlimos y los Chorlitos Dorados Chicos desaparecerÃan en gran parte, ya que no podrÃan reproducirse una vez que las temperaturas aumenten demasiado. Muchas aves de pastizales como el Gorrión Sabanero Pálido y el Zarapito Americano y especies de bosques como el Carpintero Bellotero y el Cascanueces Americano, desaparecerÃan a medida que las Grandes Llanuras se secan y los bosques del oeste disminuyen debido a las sequÃas y los incendios forestales. La obra de arte serÃa menos colorida con la pérdida de la Reinita Gorjinaranja y la Reinita de Magnolia y otros migrantes neotropicales que han volado durante milenios al bosque boreal cada primavera.
En este libro especulativo, los mapas de la zona de distribución de las especies se transformarÃan de manera considerable. Algunos aumentarÃan: Golondrinas Comunes, Estornios Pinto, Carpinteros Vellosos y Cenzontles Comunes cubrirÃan una mayor parte del continente, mientras que las Garzas Blancas y las Garzas Ceniza se expandirÃan al norte hacia áreas que antes eran demasiado frÃas. Pero los mapas, en muchas páginas, abarcarÃan porciones de tierra mucho menores que lo que son hoy.
De las 604 especies representadas, 389 son vulnerables a la extinción, lo que significa que para el año 2080, más de la mitad de su zona de distribución actual se tornarÃa inhóspita y no encontrarÃan nuevos sitios a los cuales desplazarse. Si esto sucede, esa guÃa futura tendrÃa la mitad del grosor de la que tiene usted hoy en su repisa. El noventa y nueve por ciento de las aves podrÃa tener que enfrentar condiciones meteorológicas extremas más frecuentes, como calor intenso en primavera y lluvias torrenciales; al mismo tiempo, el aumento del nivel del mar y los procesos de urbanización podrÃan consumir hábitats muy necesarios. Es posible que la mayorÃa de las aves experimenten varias amenazas compuestas; a menos que disminuyamos las emisiones y prioricemos la conservación de las áreas, identificadas por los modelos, que serán esenciales para las aves amenazadas por el clima.
Los modelos, tras cinco años de investigación, son de “última generaciónâ€, dice Josh Lawler, un ecologista de la Universidad de Washington en Seattle que utiliza modelos similares para predecir cómo la vida silvestre podrÃa responder al cambio climático y que no participó del estudio. “No solo utilizaron nuevos datos del clima, sino que también hicieron las cosas de la manera más sofisticada posible para este tipo de modeloâ€. “Estos estudios tan amplios a nivel geográfico y ricos en especies son necesarios para ayudar a la vida silvestre a sobrevivir al cambio climáticoâ€, explica. “Hay tiempo para identificar los lugares que se deben proteger, los lugares que se deben restaurar, las especies que necesitarán mucha ayudaâ€.
El informe nos dice que el momento de actuar es ahora y señala los pasos que podrÃan marcar la diferencia entre la supervivencia y la extinción para el Carpintero de California y muchas otras especies.
Un modelo para los tiempos que corren
El nuevo estudio se realiza cinco años después de que ±¬ÁϹ«Éç publicara su primer informe del clima, una investigación que llevó siete años. El estudio de 2014 indicó que de las 588 especies de aves investigadas, 314 podrÃan extinguirse para 2080.
En ese entonces, este era el estudio más amplio y más detallado de este tipo. Los cientÃficos llegaron a su sorprendente conclusión al combinar en primer lugar 44,000 registros del Conteo Navideño de Aves de ±¬ÁϹ«Éç y el Programa de Supervisión de Aves en Reproducción de América del Norte para determinar dónde viven las aves. Luego precisaron el rango de temperaturas, la cantidad de lluvias y otras caracterÃsticas climáticas del hábitat de cada especie y cruzaron la información con proyecciones computarizadas del clima a nivel mundial . Asà se obtuvieron las posibles zonas de distribución futuras con condiciones climáticas adecuadas para cada especie, asignadas a una resolución de 10 kilómetros cuadrados.
Desde entonces, se han producido grandes avances en informática y el acceso a las bases de datos internacionales ha aumentado, permitiéndoles a los cientÃficos generar pronósticos aún más detallados. “Estamos aprendiendo a diario cómo mejorar los modelosâ€, dice Terry L. Root, una bióloga retirada que fue pionera en los modelos de distribución aviar computarizados en la década de 1980 y forma parte de la junta de la Sociedad Nacional ±¬ÁϹ«Éç. “Y estamos mejorandoâ€.
Para definir con mayor precisión las condiciones climáticas que las especies habitan hoy, los cientÃficos de ±¬ÁϹ«Éç incorporaron 140 millones de observaciones de aves de 70 conjuntos de datos. (Si envÃa avistamientos a eBird, probablemente haya contribuido al nuevo estudio). Estas observaciones incluÃan datos de México y Canadá que no se utilizaron en 2014. También fueron más allá de solo considerar las condiciones climáticas al tomar en cuenta la vegetación, la agricultura, las aguas superficiales y otras variables a fin de garantizar que las aves también tuvieran un hábitat apropiado. “Queremos llegar a las áreas que son adecuadas por su clima pero que además tienen un hábitat apropiado, es decir que son áreas que no se han transformado por actividades agrÃcolas ni esfuerzos de urbanización ni presentan elementos que las hacen inadecuadas para la especie en cuestiónâ€, dice Brooke Bateman, climatólogo sénior de ±¬ÁϹ«Éç que lideró la investigación.
Bateman y sus colegas incluyeron esas variables en los modelos climáticos para determinar el potencial futuro de estas especies en un mundo de calentamiento, comparando las mejores y las peores situaciones. Las temperaturas globales ya han aumentado entre 0.8 y 1.2 grados Celsius desde 1880, y se registraron 18 de los 19 años más calurosos desde 2001. De acuerdo con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, si las emisiones de carbono continúan en aumento, es probable que la temperatura del planeta aumente un promedio de 2 grados para 2050 y 3 grados para 2080. Si permanecen estáticas, veremos un aumento de 1.5 grados Celsius para alrededor de 2050.
Los cientÃficos utilizaron los mapas de zona de distribución proyectada, que cuentan con una resolución de un kilómetro cuadrado, para evaluar la vulnerabilidad a la extinción de cada especie debido a los cambios impulsados por el clima en la temperatura, las precipitaciones y la vegetación. Se predice que las especies muy vulnerables perderán al menos la mitad de su zona de distribución actual y no la obtendrán en ningún otro lugar.
Quizás no sorprenda pero a las aves “generalistas†les irá mejor que a las “especialistasâ€. Las aves con dietas y requisitos de hábitat más flexibles, como los Cuervos Americanos, los Ampelis Americanos, los Tordos Sargentos y los Estorninos Pintos, podrÃan ganar un terreno considerable. Aquellos que necesiten de fuentes de comida o paisajes más especÃficos podrÃan enfrentar dificultades graves, incluidos los Piquituertos Comunes, cuyos extraños picos evolucionaron para desarmar piñas, y los Urogallos de las Artemisas que no pueden sobrevivir sin ellas.
Además de realizar un mapeo de cada especie, el equipo agrupó los resultados por área geográfica para ofrecer una imagen más grande de cómo se verán afectadas las aves de determinados hábitats. Aquellas que viven o se reproducen en la tundra Ãrtica y los bosques boreales correrán el mayor peligro, dado que en estos lugares la temperatura aumenta dos veces más rápido que el resto del planeta. El Carbonero Montañés y el Camachuelo de Cassin, ya agrupados en las laderas de las montañas del oeste con condiciones climáticas limitadas, podrÃan quedarse sin espacio vertical para desplazarse. La Tángara Rojinegra y otras aves del boque del este que dependen de árboles caducifolios podrÃan desplazarse hacia el norte a áreas que en la actualidad son perennes. Muchas aves que ya pueden aguantar el calor, como las especies de tierras áridas del suroeste y aves de pantano, podrÃan colonizar nuevas áreas.
“Hay incertidumbre sobre cualquier especie especÃfica en cualquier proyección especÃfica, pero en promedio estas predicciones deberÃan ser real y relativamente precisasâ€, dice Morgan Tingley, ornitólogo y biólogo de conservación de la Universidad de Connecticut que no participó de la investigación. “Esto podrÃa indicarnos qué áreas podrÃan perder especies o ganarlas, y qué áreas podrÃan ser fundamentales para el movimiento y la dispersión. Estos son puntos de conservación factiblesâ€.
Ben Zuckerberg, un ecólogo especializado en clima y aves de la Universidad de Wisconsin-Madison, que tampoco participó en la investigación, coincide. “Estos modelos son realmente buenos para darle a la gente una aproximación sobre las regiones en las que esperamos ver algunos de los mayores cambios en su espacio climático apropiadoâ€, señala. “Ofrece la mejor estimación sobre las especies que estarán en condiciones climáticas inhóspitas con mayor frecuencia debido a que el espacio climático se mueve con tanta velocidadâ€.
Determinar cuáles son las especies y los sitios en riesgo es solo el comienzo de esta historia, ya que a medida que las aves se desplazan para sostener su espacio climático, se encontrarán con varios obstáculos y desafÃos.
Ir a los extremos
Durante los cambios climáticos anteriores, a lo largo de varios millones de años, las aves tenÃan mucho espacio para desplazarse. En la actualidad, trabajan con grandes restricciones: un tercio de la tierra de los EE. UU. está destinada al pastoreo de vacas; un quinto, al cultivo y el 3.6 por ciento urbano es intransitable para la vida silvestre. “Muchos de los mismos caminos por los que las especies pudieron desplazarse a medida que cambiaba el clima ya no existenâ€, dice Zuckerberg. Además, el cambio climático está creando una atmósfera ácida más susceptible a condiciones meteorológicas extremas como incendios forestales, lluvias intensas y sequÃas, mientras que el aumento del nivel del mar por el deshielo polar consume hábitats costeros de gran valor.
“Las aves no solo tendrán que cambiar; también tendrán que tratar con estas otras amenazas añadidasâ€, señala Bateman. AsÃ, ella y su equipo modelaron las denominadas amenazas regionales, que afectan a determinados lugares más que a otros, para ver dónde cruzan y se superponen con las zonas de distribución actuales y las proyectadas para el futuro de 544 especies.
Se concentraron en nueve amenazas. Las cinco amenazas de corto plazo, calor de primavera extremo, sequÃas de primavera, clima favorable para incendios, lluvias intensas y primaveras falsas, afectan a las aves durante la temporada de gran sensibilidad de reproducción (ver “Vencer el calorâ€), mientras que el aumento del nivel del mar, el cambio del nivel de los Grandes Lagos, la urbanización y la expansión de las tierras de cultivo destruyen el hábitat. Los cientÃficos generaron modelos de estas amenazas en todo los Estados Unidos continentales con 1.5 y 3 grados Celsius de calentamiento, luego cubrieron los mapas de amenazas regionales con los mapas de la zona de distribución proyectada de las aves para ver cuáles podrÃan verse afectadas por qué tipo de amenazas.
Si las temperaturas aumentan 3 grados, el 99 por ciento de las aves estudiadas podrÃa sufrir calor primaveral extremo y el 96 por ciento podrÃa encontrar una o dos amenazas en su hábitat. Más de la mitad de las aves podrÃan enfrentar un clima propenso a incendios. Las aves del este y el PacÃfico podrÃan soportar la carga de lluvias intensas, mientras que las del sudoeste podrÃan verse afectadas por sequÃas de primavera frecuentes. Las aves costeras podrÃan perder su hábitat por la urbanización y el aumento del nivel del mar, apiñando las poblaciones de ambos lados.
Estas amenazas regionales serÃan mucho menos graves si logramos mitigar el cambio climático. La proporción de aves que no se verÃan amenazadas mejora de forma notable al 17 por ciento en un aumento de 1.5 grados, en comparación al 1 por ciento si la temperatura aumenta 3 grados. Y casi dos tercios de aves enfrentarÃan una sola amenaza: en casi todos los casos, el calor primaveral extremo, que podrÃa extenderse por la mitad del paÃs.
Si se los considera juntos, los estudios advierten sobre una posible pérdida masiva de biodiversidad. Las aves generalistas están preparadas para desarrollarse y expandirse, lo que las hace más resilientes a la naturaleza caótica de las condiciones extremas.
Para los observadores de aves, esto se traducirÃa en una lista de vida más corta, con pocas de las especies endémicas que convierten el viaje en algo emocionante. La alegrÃa de divisar una reinita, tan poco comunes, ya no vendrá con la migración de primavera; la razón para viajar a un hábitat único puede extinguirse. “La diversidad de la naturaleza se debe en gran parte a que las especies pueden ocupar innumerables nichos, adoptar maneras muy extrañas de vivir y crear todo tipo de formas de vida diferentesâ€, dice Tingley. “Si avista aves lo sabe porque a menudo estas son las especies que nos parecen geniales y que decidimos salir a buscarâ€.
“No solo está en riesgo nuestra admiración por las aves. Habrá especies que ya están estresadas por otros medios, como la contaminación o los pesticidas y tendrán el estrés adicional del calor, las sequÃas o las inundacionesâ€, señala Root, ganador del Premio Nobel de la Paz como coautor de la cuarta evaluación de Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). “No van a sobrevivir. Y serán especies que necesitamosâ€.
Los Gorriones de Baird comen grillos y otros insectos que consumen cosechas, al tiempo que los búhos y las águilas cazan alimañas. Los colibrÃes polinizan las flores que producen frutos; los Cascanueces Americanos y otros semilleros replantan los bosques y reponen la vegetación. El Ãnade Rabudo y el Eider Común se cazan como alimento y por deporte y los permisos de caza recaudan millones de dólares de conservación de forma anual. Los carroñeros, como los buitres, los cuervos y las gaviotas, limpian cadáveres y basura, lo cual contribuye a reducir la propagación de enfermedades. Los carpinteros disminuyen los brotes de los escarabajos invasivos de la corteza. Las aves marinas redistribuyen los nutrientes entre la tierra y el mar y su guano es un fertilizante valioso.
Incluso las aves que no tienen un impacto directo en los humanos nos ayudan. Las cavidades que realiza el Carpintero de California en el cactus saguaro sirven como sitios de nidificación seguros para los vencejos y los búhos que controlan las pestes.
El trabajo de esta ave pasa desapercibido. Pero si se extinguen, sentiremos su ausencia.
Un motivo para tener esperanza
Las guÃas de campo del mañana no tienen que perder su peso a nivel familiar: todavÃa hay tiempo para corregir el rumbo y salvar a muchas especies de aves. Si estabilizamos las emisiones de carbono globales, muchas aves estarÃan mejor. Casi 300 especies serÃan menos vulnerables a extinguirse con 1.5 grados de calentamiento que con 3 grados y casi 150 especies podrÃan recuperarse del peligro, según indica el informe.
“El mayor valor de este estudio es la manera en la que lo relacionaron con los umbrales de las polÃticas climáticasâ€, indica Lawler. “Si no conoce el beneficio, es difÃcil justificar un menor calentamientoâ€.
“Nuestro informe nos dice que el cambio climático es una amenaza existencial para las aves y representa una señal de que debemos elegir un camino diferente, ahoraâ€, señala Renee Stone, vicepresidenta de la Iniciativa Climática de ±¬ÁϹ«Éç. “Las soluciones climáticas ya están sobre la mesa para disminuir las emisiones de carbono a la velocidad y escala que necesitamosâ€.
Para las 286 especies todavÃa vulnerables a 1.5 grados, la disminución de las emisiones no será suficiente. El informe ayuda en este caso también, dice Chad Wilsey, vicepresidente de conservación de ±¬ÁϹ«Éç y coautor del informe. “PodrÃa haber lugares especÃficos importantes para una población determinada que se verán afectadosâ€, afirmó. “El análisis ayuda a identificar aquellos lugares para que podamos reunir esfuerzos para proteger o restaurar el hábitatâ€.
En otras palabras, el informe nos muestra los lugares fundamentales que se deben proteger. La protección de franjas de bosque boreal para la reproducción de reinitas y aves acuáticas también permite capturar carbono en los árboles y el suelo, lo cual contribuye a detener el calentamiento. En el caso de las aves costeras amenazadas por el aumento del nivel del mar, los conservacionistas pueden crear condiciones de modo que las aves de las playas y los pantanos puedan migrar tierra adentro y, al mismo tiempo, amortiguar el oleaje de la tormenta en las ciudades costeras. Las áreas de las Grandes Llanuras, que según las proyecciones se preservarán, como bastiones, a pesar del cambio climático, pueden gestionarse para ser hábitats de aves de pastizales y polinizadoras. Conectar bosques fragmentados al proteger o restaurar corredores naturales puede orientar a la vida silvestre hacia áreas más seguras.
Este trabajo no beneficiarÃa solamente a las aves. En la actualidad, los bosques del oeste se incendian con mayor frecuencia e intensidad. Las olas de calor en la tierra y en el mar están en aumento. Es probable que los huracanes que se formen en el Atlántico tropical sean más grandes, fuertes y destructivos para las ciudades costeras. Estos desastres han desplazado a miles de personas, los primeros refugiados climáticos de los Estados Unidos, incluso de manera extra oficial.
“El paisaje no solo está cambiando para las aves; está cambiando para todosâ€, afirma Bateman. “A través de la mirada de las aves, podemos ver cómo anticipan el cambioâ€.
La pregunta es, entonces, cuántos cambios estamos dispuestos a dejar que se produzcan.