La 煤ltima y mejor defensa de la guacamaya roja contra los cazadores furtivos de vida silvestre no parece ser mucha: solo una colecci贸n de lonas destartaladas, mesas improvisadas, baldes de pl谩stico de cinco galones, hamacas de la selva y un fuego para cocinar, escondidos en el denso sotobosque de un bosque tropical de madera dura, cerca de la amplia frontera inc贸modamente porosa entre Belice y Guatemala.
Nos ha tomado horas llegar aqu铆, la primera etapa de un viaje terrestre desde San Ignacio en el distrito de Cayo de Belice occidental, sorteando nuestro camino a trav茅s de los puestos de control militares y de guardabosques, rebotando por las carreteras de tierra roja que son m谩s rocas y barrancos que verdaderas carreteras. Pero llegar a las orillas del R铆o Macal apenas fue el primer paso.
El viaje r铆o arriba nos tom贸 m谩s o menos otra hora. Nos segu铆a el gemido laborioso del motor fuera de borda del bote a medida que pas谩bamos cientos de 谩rboles sumergidos que asomaban hacia el cielo desde el agua y las verdes orillas del r铆o. Nos miraban con desconfianza garcetas, cormoranes y patos aguja americanos, mientras volaba sobre nosotros un gavil谩n bidentado. El agua era un espejo plano, con una corriente tan d茅bil que parec铆a que el r铆o estuviera estancado. En determinado momento, Roni Mart铆nez, un gu铆a de avistadores de aves belice帽o y uno de los dos fundadores del se帽al贸 un tapir en la lejana ribera. Al principio parec铆a cualquier otro tronco seco, luego asom贸 en la inclinaci贸n y desapareci贸 en el bosque (Nota del editor: el Equipo de Biomonitoreo Scarlet Six cambi贸 de nombre a Conservaci贸n de Aves de Belice despu茅s de que esta edici贸n de la revista 爆料公社 se envi贸 a imprimir).
El Equipo de Biomonitoreo Scarlet Six es un grupo de escasamente una docena de belice帽os (y un estadounidense) que se preocupan por la conservaci贸n y se empe帽an en proteger la guacamaya macoa de Belice del comercio ilegal de mascotas. Para desalentar a los cazadores furtivos 鈹y monitorear los nidos para obtener datos de productividad鈹 los guardabosques de Scarlet Six establecieron campamentos en el Bosque Chiquibul, justo debajo de los 谩rboles en los que anidan las guacamayas. All铆 viven durante los cinco meses de la temporada de cr铆a de pichones, aproximadamente desde finales de abril hasta septiembre. Si suena ligeramente como una locura, es porque es una de las destilaciones de conservaci贸n de fuerza bruta imaginables m谩s puras. Pero, aparentemente no solo es una locura, adem谩s funciona: los nidos de guacamaya ya no est谩n sometidos a la caza furtiva en las 谩reas en las que pernoctan los guardabosques.
En una era en la que los sensores remotos que usan grabaciones captadas por drones y el mapeo por sat茅lite demarca el borde sangriento de la conservaci贸n, me pareci贸 deliciosamente contra la intuici贸n cuando por primera vez me enter茅 de los esfuerzos de Scarlet Six y la noci贸n asociada de que a veces el cansancio por dormir mal sigue siendo la mejor manera de hacer el trabajo. As铆 que me las arregl茅 para hacer un viaje a Chiquibul para ver lo que era ser un guardabosques de Scarlet Six e investigar c贸mo un proyecto como este es realmente sostenible a largo plazo.
Seamos honestos, tambi茅n consider茅 este viaje por el desenfrenado romance de ver guacamayas rojas en estado salvaje. No estar茅 feliz hasta que lo logre.
Uno de los loros m谩s grandes del mundo, la , pesa m谩s o menos dos libras y mide casi 40 pulgadas desde la cabeza hasta la punta de la cola gloriosa de color rojo, dorado y azul. Tambi茅n es ma帽osa, solo hace su nido en las cavidades de los 谩rboles (guapuruv煤, ceiba, pino y otros) que est谩n a una distancia de menos de 200 yardas de la ribera del r铆o. Las aves adultas pasan sus d铆as volando en parejas alrededor del bosque, chillando y comiendo frutas y frutos secos. Es raro ver una guacamaya roja sola; en cambio, se congregan en grupos de dos, cuatro y seis, en las copas de los 谩rboles a lo largo de la ribera del r铆o. Las parejas de guacamaya por lo general tienen camadas de dos a cuatro huevos. Despu茅s de la eclosi贸n, solo sobreviven dos pichones. Los pichones se acurrucan en su nido oscuro con forma de cueva, a una altura de 60 a 75 metros en un 谩rbol, durante alrededor de tres meses hasta que empluman. Durante este tiempo comen, duermen y gritan a cualquier cosa y a cualquiera que los escuche.
El h谩bitat de las guacamayas abarca desde el sur de M茅xico hasta Bolivia. En resumen, la poblaci贸n de guacamayas rojas est谩 disminuyendo, pero la especie todav铆a no se considera en peligro. Una subespecie de guacamaya roja, sin embargo, tiene grandes problemas. Debido a la caza furtiva y la deforestaci贸n desenfrenada, la subespecie Ara macao cyanoptera solo existe en unas cuantas poblaciones peque帽as en el sur de M茅xico y en la Reserva de la Bi贸sfera Maya en Guatemala, en Honduras y en Nicaragua y una poblaci贸n totalmente aislada de aproximadamente 250 aves en Belice. Sin una conservaci贸n dedicada y programas de crianza en cautiverio en estos lugares, es muy probable que esta subespecie pudiera extinguirse.
La poblaci贸n belice帽a sirvi贸 de foco del libro de 2008, (El 脷ltimo Vuelo de la Guacamaya Roja), que incluy贸 una cr贸nica de la condenada lucha contra la construcci贸n de la presa hidroel茅ctrica Chalillo a lo largo del R铆o Macal. En ese momento, poco se sab铆a sobre las Guacamayas Rojas en Belice, aunque las cifras de poblaci贸n fueran solo estimadas. La mayor铆a de los conservacionistas tem铆a que el h谩bitat de reproducci贸n de aves se destruyera cuando el r铆o aguas arriba de la presa terminada inundara las orillas hist贸ricas y ahogara los 谩rboles en los cuales anidan las guacamayas rojas. La presa se termin贸 en 2005 y los miles de 谩rboles muertos que surgen del lento R铆o Macal son el legado del da帽o ecol贸gico ocasionado. Pero incluso a帽os despu茅s de la puesta en funcionamiento de la presa, su impacto real continu贸 siendo un misterio.
El Equipo de Biomonitoreo Scarlet Six empez贸 como lo hacen tantas cosas: por casualidad, para abordar una necesidad inesperada. Cuando Charles Britt, ec贸logo y cofundador de Scarlet Six lleg贸 a Belice en 2008, la pregunta acerca de c贸mo se hab铆an comportado las guacamayas despu茅s de la Presa Chalillo a煤n segu铆a sin respuesta. A partir de 2009, como proyecto para obtener una maestr铆a en la Universidad del Estado de Nuevo M茅xico, decidi贸 averiguarlo. Durante casi dos a帽os (intermitentes), viaj贸 en kayak con la corriente y en su contra por el R铆o Macal e hizo caminatas por lugares remotos del Bosque Chiquibul, en busca de nidos o guacamayas adultas. Coloc贸 unidades de telemetr铆a satelital a tres hembras para llevar un registro de sus movimientos y descubri贸 que las guacamayas en realidad estaban respondiendo lo suficientemente bien en el R铆o Macal que ahora ten铆a una presa. No abandonaron el 谩rea por completo y se encontraron en nidos r铆o arriba, m谩s adentro en el bosque.
Luego lleg贸 la dificultad: cuando Britt y Mart铆nez 鈹reclutado por su trabajo de gu铆a de avistadores de aves en un hotel ecol贸gico para ayudar a monitorear a las guacamayas鈹 intentaron estudiar la productividad de los nidos, descubrieron que no pod铆an. Pr谩cticamente no hab铆a productividad que estudiar. Casi todos los nidos 鈹m谩s del 90 por ciento鈹 eran v铆ctimas de la caza furtiva de los guaceros y los xateros, guatemaltecos que il铆citamente cruzaban la frontera con Belice por motivos econ贸micos. Los guaceros se especializan en cazar furtivamente loros, de los muchos que hay en Belice, incluidos los loros de Cabeza Amarilla, loros de Cresta Roja y loros de Capucha Parda. Por otro lado, los xateros peinan el camino a trav茅s del Bosque Chiquibul y las Monta帽as Mayas en busca de la palma de xate, una planta de gran demanda en el mercado mundial de arreglos florales. La demanda de xate es tanta que ya casi ha sido extirpada de las selvas de Guatemala, por lo que los xateros cruzan a Belice y toman la palma de all铆: en 2015 extrajeron ilegalmente 11 millones de hojas solo en Chiquibul. Sin embargo, los xateros no solo toman el xate, saquean todo lo que encuentran que pueden vender o usar, incluidas las guacamayas. De acuerdo con Mart铆nez, Britt y todas las personas a quienes les he preguntado, la mayor parte de la caza furtiva de guacamayas es meramente oportunista. En general, los cazadores furtivos no van a Belice espec铆ficamente a cazar guacamayas, que no son lo suficientemente abundantes en el denso bosque de madera como para ser atractivas por s铆 mismas.
En un campamento cercano al Nido n.掳 23, Mart铆nez y uno de sus guardabosques de Scarlet Six me ense帽an c贸mo roban los pichones los cazadores furtivos: envuelven una banda ancha alrededor del tronco del 谩rbol, lo enganchan a un arn茅s y luego escalan, con botas con pinchos que ensartan en el tronco. El 谩rbol de guapuruv煤 que aloja el Nido n.掳 23 tiene numerosas marcas de cicatrices causadas por los pinchos de las botas de los cazadores furtivos, una horrible serie de marcas paralelas que recorren el tronco hacia arriba. Toma menos de 30 minutos desde encontrar un nido hasta huir con los pichones, lo que ayuda a explicar por qu茅 durante mucho tiempo no hab铆a nada que alguien pudiera hacer al respecto. Britt me cont贸 que una vez viajaba en kayak por el R铆o Macal para relevar el h谩bitat de las guacamayas y escuch贸 un tiro de advertencia y los chillidos de las guacamayas adultas agitadas. 鈥淓stos tipos estaban armados y ni mi pareja de investigaci贸n ni yo ten铆amos armas, por lo que no pod铆a hacer nada m谩s que dejarlos llevarse las aves鈥, relata.
Para combatir los robos, Britt y Mart铆nez tuvieron una idea: primero, evitar que los cazadores furtivos se acercaran a los 谩rboles en donde estaban las guacamayas con una cuadrilla rotativa de belice帽os regulares que acampen debajo de los nidos activos durante la temporada de reproducci贸n.
El d铆a empieza temprano en el bosque, mucho antes de que el sol surja en el horizonte. Los llamados discordantes de las aves 鈹los chillidos de los bienteveos comunes, los tristes gemidos de las chachalacas y los gritos de las guacamayas鈹 se filtran a trav茅s de la red de mosquitos que rodea mi hamaca de la selva. Hab铆a pasado la mayor parte de la noche despierto, acu帽ado inc贸modamente, a ratos con fr铆o y desesperadamente inc贸modo (las hamacas son terribles para las personas que prefieren dormir de lado). Pero ya es hora de moverse: Salir de la hamaca, sacudir los zapatos para sacar cualquier criatura no deseada, encender la estufa y calentar agua para hacer caf茅. Calentar los frijoles 鈹hoy refritos, pero otras veces guisados鈹 y, como premio, sacar un poco de los pasteles densos y masticables de harina de trigo que Mart铆nez llevaba con el equipo. Apenas son las 6:00 a. m. y ya estamos en plena actividad.
La lluvia de la noche anterior hizo que la orilla del r铆o fuera traicionera, as铆 que patinando llegamos hasta el toc贸n donde estaba amarrado el bote. Antes de poder ir a cualquier lado deb铆amos rescatar el bote. Otro bote 鈹m谩s grande y con un toldo鈹 se desliza lleno de guardabosques de Amigos para la Conservaci贸n y el Desarrollo (FCD) que patrullan el Bosque Chiquibul y colaboran con Scarlet Six en el proyecto de las guacamayas.
Una vez que el bote queda libre de agua estancada, nos subimos y navegamos r铆o arriba a un campamento de guardabosques debajo de otro nido de guacamayas. Despu茅s de un segundo viaje poco elegante por la orilla del r铆o, me siento con tres guardabosques de Scarlet Six: Luis Mai, Isael Mai y Albert Woodye. Luis Mai ha trabajado con Scarlet Six desde su fundaci贸n en 2012, y pasa el tiempo fuera de temporada atendiendo su granja de man铆 en el pueblo de San Antonio, que queda m谩s o menos a una hora de distancia en autom贸vil. Este a帽o es la primera temporada de Woodye, a pesar de que su hijo es guardabosques de Chiquibul y trabaja con FCD. Ambos guardabosques de mediana edad me responden en voz baja鈹casi con timidez鈹 cuando los coacciono para que compartan sus historias. En cambio, Isael Mai es un chico de 26 a帽os de edad comprometido con las aves, con ambici贸n de ser gu铆a de avistadores de aves a tiempo completo. Cuando no est谩 trabajando para Scarlet Six, est谩 haciendo sus investigaciones de aves de rapi帽a con el Instituto de Investigaci贸n de Aves de Rapi帽a de Belice e interrogando a sus compa帽eros naturalistas belice帽os con los acertijos de identificaci贸n de aves en Facebook. El recuento del d铆a de Mai se puede describir mejor como una lista de las aves que normalmente ve y en d贸nde, con el condimento de su risa contagiosa.
Pasan sus d铆as f谩cilmente sin un patr贸n. Viajar r铆o arriba y r铆o abajo a los sitios que se sabe que los cazadores furtivos pueden visitar, un nido de guacamayas o un sitio de valiosa madera dura o un bosquecito de xate. 驴Hay alg煤n indicio de los xateros? Nada nuevo, la indicaci贸n m谩s reciente de los cazadores furtivos fue al menos hace un mes. 驴Qu茅 buscan? Marcas de machete. Indicaciones de un campamento, como una fogata. Huellas de cascos de caballo. 驴Entonces no han visto ninguna indicaci贸n de que los xateros hayan intentado llegar a los nidos? No en esta temporada. La 煤ltima temporada, s铆, pero no pudieron llevarse los pichones. 驴Es peligroso el trabajo? No. 驴Ha habido alg煤n problema? Bueno, ocurri贸 un incidente el mes pasado.
El 鈥渋ncidente鈥 en cuesti贸n ocurri贸 en Chiquibul y se convirti贸 en un incidente importante entre Guatemala y Belice, que llev贸 a ambos gobiernos a dar rienda suelta a las condenas con palabras poco amables y a apostar tropas a lo largo de la frontera compartida. Los detalles son algo vagos, pero lo que se sabe es que mientras investigaban la incursi贸n ilegal en el territorio, los guardabosques del FCD y la Fuerza de Defensa de Belice enfrentaron a ciudadanos guatemaltecos sospechosos de actividades il铆citas. En alg煤n momento durante la interacci贸n hubo intercambio de disparos y muri贸 un ni帽o guatemalteco de 13 a帽os de edad. Los guatemaltecos dicen que fue una agresi贸n, los belice帽os afirman que los guatemaltecos les dispararon primero. Cualquiera sea la verdad, hay mucha tensi贸n a lo largo de la frontera.
Y este no es el primer incidente de cruce de la frontera que haya terminado en violencia. Anteriormente en el viaje, Mart铆nez me cont贸 de un incidente en 2014 en el que los oficiales de cumplimiento de la ley de Chiquibul confiscaron los caballos de un grupo de xateros o madereros ilegales. Horas m谩s tarde un grupo de hombres armados, posiblemente los mismos guatemaltecos, asesinaron a un polic铆a de turismo en el sitio arqueol贸gico Caracol que queda cerca: una ejecuci贸n a plena luz del d铆a, cerca de las famosas pir谩mides mayas, a la vista de los turistas. A煤n se puede encontrar en YouTube un video de tel茅fono celular de lo que ocurri贸 inmediatamente despu茅s del suceso.
Los guardabosques aseguran que no hay peligro de que el campamento sea atacado durante mi estad铆a. Aunque los guardabosques de Scarlet Six no est谩n armados, los guardabosques de FCD s铆 y son muy efectivos para ahuyentar de miedo a los cazadores furtivos que merodean. Mart铆nez menciona que FCD no es solo un socio para proteger a las guacamayas en estado natural, recientemente empezaron un programa de crianza en cautiverio inspirado en iniciativas exitosas de M茅xico y Guatemala. 驴Le gustar铆a conocerlo?
驴Me gustar铆a ver a los pichones de guacamaya sin tener que arrastrar mi carcasa 60 pies hacia arriba en un 谩rbol de guapuruv煤? De repente recuerdo frases que involucran a los osos y el bosque, pero soy profesional, as铆 que solo dije 鈥淪铆鈥.
En la semipenumbra del laboratorio de crianza, descansan cinco pichones de guacamaya roja en su recinto de madera con cedazo. 芦Tienen sue帽o禄, explica la voluntaria cuidadora de guacamayas Victoria Howard, 芦porque acaban de almorzar禄. Los entiendo. Entre la barra proteica que acabo de comer, el calor de la tarde y la falta de sue帽o, yo podr铆a caer de inmediato en un letargo junto con estas aves. Howard y el bi贸logo jefe de FCD, Boris Ar茅valo, explican que los cinco pichones a su cuidado tienen entre 58 y 60 d铆as de nacidos, m谩s de la mitad del tiempo necesario para emplumar. En a帽os de guacamaya, pueden ser preadolescentes y se nota. Cada ave es grande y desgarbada, con una mezcla desali帽ada de plumaje adulto y afiladas plumas de alfiler. Algunas aves se ven adorables cuando son pichones, pero las guacamayas rojas deben conformarse con verse fabulosas solo cuando alcanzan la adultez.
El programa de crianza manual de FCD tiene solo dos a帽os y ellos est谩n orgullosos de presumir sus nuevas instalaciones de laboratorio y aviario, construidas decididamente con materiales de baja tecnolog铆a. La 煤nica concesi贸n a la tecnolog铆a parece ser una balanza digital para pesar las aves 鈹eso y el Alimento para Loro Tropical, una f贸rmula cara que hay que importar de Canad谩, pero es la regla de oro para la crianza manual de los pichones de guacamaya鈹. Todo lo dem谩s, desde los edificios hasta las mascarillas quir煤rgicas de papel est谩ndar que todos usan (para que las guacamayas no se acostumbren a las caras humanas) est谩 construido para adaptarse a los caprichos del clima tropical. Me detengo a reflexionar que si hubiera sido creado en los Estados Unidos, el laboratorio estar铆a cubierto de superficies de acero inoxidable y hubiera costado cientos de veces m谩s de lo que cost贸 este 鈹y alguien podr铆a haber exigido que todos us谩ramos mascarillas con forma de guacamaya roja鈹. Definitivamente, el costo de la crianza no ser铆a de $400 por ave. Algunas veces el dinero y la hiperespecializaci贸n no son la 煤nica soluci贸n a los problemas.
Dejamos a las guacamayas dormir y nos dirigimos al aviario, en donde Ar茅valo detalla los primeros 100 d铆as de la vida de una guacamaya criada en cautiverio. Si los guardabosques no pueden proteger con eficacia los nidos mientras est谩n creciendo los pichones, o si el nido produce un tercer pich贸n que no sobrevivir谩, FCD retira las aves del nido y las lleva al laboratorio. Luego, deben pasar entre 90 y 100 d铆as de cuidados conforme crecen y adquieren la fortaleza y el plumaje de adultos. El 煤ltimo paso es una estancia de dos meses en el aviario, donde las guacamayas aprenden a volar y a buscar su alimento. Los cuidadores gradualmente colocan el alimento y el agua en plataformas cada vez m谩s altas en el aviario y en una repisa junto a una puerta en la parte superior del recinto, y luego en una plataforma fuera del aviario. En este momento, las guacamayas vuelan a los 谩rboles cercanos, pero todav铆a vuelven a la plataforma de alimento para obtener comida adicional y agua. Las ocho guacamayas de la cohorte de 2015 emplumaron con 茅xito, pero no abandonaron el 谩rea para siempre hasta enero de 2016.
驴Pero c贸mo puede ser sostenible eso? Esa pregunta me rond贸 durante semanas antes de que fuera a Belice, imaginaba campos llenos de equipo y estudiantes graduados. Despu茅s de mi recorrido por el proyecto de Scarlet Six, se resolvi贸 mi pregunta. Cuando me enter茅 de que el equipo de Scarlet Six recibe aproximadamente $6,000 al a帽o, de los cuales casi todo es cortes铆a de la Sociedad Nacional de 爆料公社 y muchas, muchas donaciones de art铆culos usados (el an茅mico motor fuera de borda del bote es un ejemplo ideal), la sostenibilidad adquiri贸 un nuevo color. Resulta que Mart铆nez tiene un plan para sustituir parte, si no todo, el financiamiento que actualmente se recibe de 爆料公社: usar el turismo ecol贸gico basado en la ornitolog铆a (con gu铆as de avistamiento de aves capacitados por 爆料公社) en las tierras invernadas de Red Bank para recaudar fondos para el proyecto. Todav铆a no se ha trabajado en los detalles, pero m谩s adelante llego a conocer algunas de estas pautas en mi recorrido por Belice y su entusiasmo por las guacamayas es incontenible.
Pero existe otro tipo de sostenibilidad que ahora despierta mi curiosidad: 驴cu谩ntas guacamayas debe tener Belice para que la poblaci贸n sea estable? Britt hace su mejor 鈥渕ueca de dolor鈥, la cara que casi todo cient铆fico hace cuando le pido que especule acerca de algo, pero se repone con rapidez y dice 鈥渆ntre 450 y 500鈥.
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Quinientas guacamayas son casi el doble de la poblaci贸n estimada actual. Respondo que los 25 pichones de Guacamaya Roja que Scarlet Six y FCD han protegido hasta ser adultos en los 煤ltimos dos a帽os agregan otro 10 por ciento a la poblaci贸n. A esa tasa, el programa podr铆a declararse vencedor en unos 15 a帽os. 鈥淪铆鈥, dice Britt, aunque advierte que las sociedades ampliadas ser铆an el mejor modo de proteger todas las 谩reas vulnerables del Bosque Chiquibul y las Monta帽as Mayas y que de momento no est谩 claro c贸mo afectar谩 el cambio clim谩tico la disponibilidad de alimento, especialmente durante la temporada de reproducci贸n.
Nos toma 45 minutos recorrer de arriba a abajo el R铆o Macal, pasar tres tipos de mart铆n pescador, Garzas Tigre con Garganta Desnuda y lo que mi fot贸grafo llama 鈥渦n enorme pavo negro鈥 (en realidad es una Pava Crestada posada en lo alto de un 谩rbol), antes de localizar 10 guacamayas que se alimentan de nueces de palma cohune. Est谩n muy lejos para fotografiarlas desde el agua, as铆 que atracamos el bote y nos dirigimos por la hierba que nos llegaba a la cintura. Ahora, el sol ya subi贸 y hace mucho calor; el zumbido de los insectos y las aves llena el aire. En cronoxilos muy por encima de nuestras cabezas se posa una familia de Halcones Murci茅lago que exploran el terreno en busca de su presa.
Veinte minutos de picaz贸n e incomodidad m谩s tarde, nos acercamos lo suficiente para ver bien las aves, sin binoculares. Las guacamayas se dejan caer en picada y chillan, se cuelgan de las ramas con las patas y se balancean hacia abajo para conseguir m谩s alimento. Parecen algo imposible: nada tan brillante deber铆a ser tan grande y definitivamente no deber铆an ser tan brillantes y grandes ni estar volando. Pero las guacamayas lanzan sus robustos cuerpos y largas colas al aire y aletean hasta un 谩rbol cercano, y se llaman entre s铆 por todo el camino. Nos quedamos hasta que nos deshidratamos y quemamos del sol, nuestra indicaci贸n de que es hora de volver al campamento a cenar pollo asado.
M谩s tarde en el campamento, nos atacan grandes gotas de lluvia y elat茅ridos del tama帽o de un pulgar; me encuentro pensando en los riesgos y las privaciones que los guardabosques de Scarlet Six enfrentan cuando est谩n trabajando. No ven mucho a sus familias, pasan 14 d铆as ininterrumpidos en el campamento, seguidos de cinco d铆as en casa. Los xateros son una amenaza remota, s铆. Pero en el bosque tambi茅n hay escorpiones, serpientes terciopelo, pumas y todo tipo de criaturas que muerden, como las garrapatas que estamos quitando de nuestra piel ahora mismo, las desagradables moscas negras, cuyas mordidas causan un tormento intenso por la picaz贸n en mis brazos y tobillos. Pero tambi茅n reflexiono, como por mil茅sima vez, sobre cu谩n exitoso es el proyecto para proteger las guacamayas rojas. En cinco a帽os Scarlet Six ha reducido la caza furtiva de nidos en general, de m谩s de un 90 por ciento a menos del 30 por ciento, y este a帽o es el segundo a帽o consecutivo en que no se ha sabido de casos de caza furtiva en los nidos. Y no puedo hacer m谩s que tener fe en que con unos cuantos a帽os m谩s de 茅xito, el 鈥溌疵簂timo vuelo de la Guacamaya Roja鈥 de la 煤ltima d茅cada no ser谩 m谩s que algo que hubiera podido suceder.
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5 Datos r谩pidos sobre la guacamaya roja de Am茅rica Central
贵辞迟辞驳谤补蹿铆补: Camilla Cerea/爆料公社