Ocho a帽os atr谩s, un d铆a fr铆o y ventoso en Chicago, paseaba por Hyde Park, un barrio pintoresco conocido por sus librer铆as, museos e imponentes casas hist贸ricas. El paisaje no era para nada tropical, pero ese d铆a un elemento irrumpi贸 con el zumbido del tr谩fico de la avenida Stony Island.
鈥淪e o铆a un graznido fuerte鈥, dice Uehling, estudiante de posgrado en ecolog铆a evolutiva en la Universidad de Cornell. Casi una docena de Cotorras Monje verdes pasaron zumbando por encima de su cabeza. Desconcertada, Uehling estaba segura que sus ojos le estaban jugando una mala pasada. "Un grupo de loros es lo 煤ltimo que esperaba ver deambulando por Chicago鈥.
Un siglo luego de la extinci贸n de la Cotorra de Carolina (el 煤nico loro aut贸ctono de los Estados Unidos, que probablemente aparec铆a tan lejos al norte como en Chicago) las 谩reas urbanas y rurales en todo el pa铆s ahora albergan otro loro verde. Las Cotorras Monje, originalmente de Am茅rica del Sur, est谩n desafiando la nieve en Nueva York y construyendo nidos sobre tendidos el茅ctricos en Miami. Se las puede ver a lo largo de los 43 estados posando sobre comederos, anidando sobre palmeras y postes telef贸nicos y volando juntas cerca de las playas.
鈥淏谩sicamente van a donde hay gente鈥 cuenta , un ornit贸logo del Museo de Historia Natural del Condado de Los 脕ngeles. Las Cotorras Monje tampoco est谩n solas. El condado de Los 脕ngeles, por ejemplo, es hogar de unas 15 especies de loros, incluidos el Loro Tamaulipeco鈥, la Amazona de Corona Violeta y la Aratinga 脩anday; todas especies que no son aut贸ctonas de California.
La multiplicaci贸n de loros en el pa铆s puede deberse al aumento de la demanda de mascotas ex贸ticas y llamativas hace medio siglo. Para los a帽os setenta, se hab铆an importado desde todo el mundo a los Estados Unidos miles de loros silvestres capturados, algunos de los cuales escaparon o sus due帽os los dejaron en libertad. Las poblaciones introducidas y en aumento hoy en d铆a son descendientes de estos loros mascota, seg煤n , ornit贸logo en la Universidad de Chicago. 鈥淐uantas m谩s mascotas se importan, m谩s aves probablemente se escapen o sean liberadas鈥, afirma Pruett-Jones. 鈥淪olo les ha tomado algunas d茅cadas esparcirse por todo el pa铆s鈥.
Los loros extranjeros est谩n distribuidos a lo largo y a lo ancho del pa铆s, pero nadie jam谩s ha logrado trazar qu茅 especies viven en qu茅 lugares ni si las poblaciones se est谩n reproduciendo en forma consistente. Luego de su encuentro sorpresivo en Chicago, Uehling decidi贸 emprender el proyecto ella misma. 鈥淒adas las cifras en aumento de algunas especies, es importante tener un registro de d贸nde est谩n鈥, explica. Las cifras pueden dar a los investigadores una idea m谩s clara de su impacto y de qu茅 forma se podr铆a, potencialmente, controlar a los loros: Por ejemplo, 驴qu茅 amenaza representan para la vida silvestre aut贸ctona? 驴Acaso podr铆an ser clave para la conservaci贸n de las poblaciones en peligro de extinci贸n?
Uehling y Pruett-Jones agruparon casi 120,000 avistamientos singulares de loros entre 2002 y 2016 del eBird del Laboratorio de Ornitolog铆a de la Universidad de Cornell y del Conteo Navide帽o de Aves de 爆料公社, ambos proyectos de ciencia comunitarios que se basan en los informes de usuarios. Su lista exhaustiva, publicada en abril en , inclu铆a 56 especies de loros avistadas en 43 estados; 25 de ellas reproduci茅ndose en forma activa. La Cotorra Monje, el Loro Tamaulipeco鈥 y la Aratinga 脩anday se avistaban con mayor frecuencia, representando un 61% de todos los avistamientos, lo cual no sorprende si consideramos que estas especies viven en grandes ciudades como Nueva York, Los 脕ngeles, Miami y Chicago.
Florida, California, y Texas ocuparon los primeros puestos respecto a los avistamientos totales de loros, las 25 especies reproductoras se encuentran en estos estados subtropicales. Las aves anidan en 谩rboles con grandes cavidades como palmeras, eucaliptos y robles, y el clima templado es ideal para cultivar 谩rboles frutales y flores ornamentales en jardines y parques. Adem谩s de ser populares entre jardineros, estas plantas ex贸ticas tambi茅n son una fuente de alimentaci贸n rica para los loros. 鈥淪i no fuera por el riego y el crecimiento de plantas tropicales, estar铆amos lejos de tener las poblaciones de loros que tenemos鈥, afirma Garrett.
En el sur de Florida, los residentes disfrutan las visitas a los jardines de los loros de cabeza roja 鈥媦 los guacamayos azulamarillos. Estas aves 鈥渃omen todo lo que sea fruta, flor o tallo鈥, dice , director de Tropical Conservation Institute en la Florida International University en Loxahatchee, quien realiza un seguimiento a las poblaciones de loros en todo el estado a trav茅s de Rare Species Conservatory Foundation. Dice que muchas personas celebran a los loros como una parte integral de la biodiversidad vibrante que existe en Florida, incluso si no son aut贸ctonos. 鈥淥frecen un vistazo hermoso y cautivador de las 谩reas tropicales鈥, dice Reillo. Algunos residentes alientan de forma activa a los visitantes instalando cajas nido en sus jardines; y en muchas 谩reas como Palm Beach, hay santuarios para aves, incluso para especies no aut贸ctonas.
Si bien muchos recibieron con entusiasmo a estos visitantes ex贸ticos, para otros pueden ser una molestia. Y junto con su potencial impacto a las especies aut贸ctonas, tambi茅n presentan sus propios interrogantes y dilemas.
Los trabajadores de los servicios p煤blicos de Florida, por ejemplo, tienen la tarea de tirar abajo enormes nidos enredados para evitar cortes de electricidad en el estado. La culpable es la Cotorra Monje, la 煤nica especie de loro en el mundo que construye su propio nido con peque帽as ramas y cualquier otra cosa que encuentre. En Florida, construyen sus nidos comunitarios y revueltos en subestaciones el茅ctricas, sobre transformadores el茅ctricos y tendidos el茅ctricos. Su obra provoca cortes de electricidad. Un en 2008 revel贸 que los nidos de las Cotorras Monje hab铆an causado 198 cortes de electricidad en 5 meses, lo cual afect贸 a m谩s de 10,000 personas.
California no tiene este problema, la Cotorra Monje fue prohibida en su totalidad en los a帽os setenta por el da帽o excesivo que causan a la agricultura. 鈥淣o es posible ser su due帽o, no es posible transportarlas, y no se pueden poseer sus plumas鈥, comenta Pruett-Jones. Explica que las aves avistadas por el Departamento de Pesca y Vida Silvestre de los EE. UU. se confiscan y sacrifican.
Dada la ausencia de la Cotorra Monje, otros loros no aut贸ctonos con una cualidad algo menos destructiva han podido desarrollarse a lo largo de la costa del sur de California. El Loro Tamaulipeco en particular se ha vuelto tan ubicuo como las palmeras que se extienden a lo largo de las calles de Los 脕ngeles; pero est谩 en peligro de extinci贸n en su h谩bitat natural en M茅xico.
Su 茅xito en los Estados Unidos es una gran noticia para , gerenta de operaciones en el centro de rescate de loros urbanos SoCal Parrot. Mansfield calcula que hay hasta 2,000 loros tamaulipeco entre Los 脕ngeles, el condado de Orange y San Diego. 鈥淓s una cifra mayor a la que encontr茅 en M茅xico, en donde sus h谩bitats se est谩n talando para realizar actividades de ganader铆a y agricultura鈥, dice. Lo que comenz贸 como unos pocos fugitivos ahora ha crecido hasta convertirse en una opci贸n viable para salvar a la especie de la extinci贸n. Si se agota el tiempo para las poblaciones mexicanas decrecientes, los grupos urbanos que se desarrollan en el sur de California pueden ser la 煤ltima esperanza para los loros.
Pero no todo es color de rosa... Aunque el Loro Tamaulipeco est茅 protegido bajo las leyes de crueldad animal en California, las autoridades no consideran la especie una prioridad para la conservaci贸n debido a que no son aut贸ctonas y son, en cambio, 鈥榤ascotas fugitivas鈥.
鈥淣o existen leyes espec铆ficas que se apliquen para evitar que las personas alteren sus nidos o molesten a las aves de alg煤n modo, porque a煤n se las ve como salvajes鈥, explica Mansfield, quien actualmente trabaja en el Consejo de la Ciudad de San Diego para obtener la protecci贸n de la especie.
Las complicaciones relacionadas a ser una especie introducida no son tan evidentes en Texas en donde el Loro Tamaulipeco y la Aratinga Verde se consideran aut贸ctonos; algunas poblaciones cruzan desde M茅xico hasta el Valle del R铆o Grande por su cuenta. , un bi贸logo de vida silvestre en el Departamento de Parques y Vida Silvestre de Texas afirma que incluso si algunos loros son descendientes de mascotas que han escapado, a煤n se las considera aut贸ctonas. 鈥淣ing煤n otro loro en el continente tiene ese m茅rito鈥, comenta.
En 2008 el grupo activista sin fines de lucro Friends of the Animals present贸 una petici贸n para incluir al Loro Tamaulipeco para recibir protecci贸n de conformidad con la ley de Especies en Peligro de Extinci贸n (ESA, por sus siglas en ingl茅s). Aunque debido a que sus poblaciones est谩n creciendo en las ciudades y 谩reas suburbanas , el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los EE. UU. determin贸 que la especie . Por su parte, el gobierno mexicano ha clasificado a los loros como aves en peligro de extinci贸n y est谩 imponiendo leyes m谩s estrictas para reducir la destrucci贸n del h谩bitat y la captura de loros salvajes para el tr谩fico de mascotas.
Despu茅s de la decisi贸n de la ESA, que finaliz贸 en abril, Henehan dice que el Departamento de Parques y Vida Silvestre de Texas est谩 considerando opciones de control para el Loro Tamaulipeco a nivel estatal. 鈥淓stas aves est谩n convirti茅ndose en una parte integral del ecosistema urbano, y podr铆an servir como reservas gen茅ticas si les sucede algo dr谩stico a las poblaciones en su h谩bitat natural鈥, comenta.
Pero para controlar poblaciones introducidas de loros de forma efectiva en los Estados Unidos, Pruett-Jones dice que hacen falta investigaciones adicionales para entender mejor c贸mo est谩n moldeando sus nuevos hogares urbanos. Una posibilidad es que est茅n compitiendo con aves aut贸ctonas por las cavidades codiciadas para los nidos. Mientras que se desconoce bastante su impacto en la vegetaci贸n original, es probable que este sea m铆nimo ya que los comederos de jardines suburbanos y patios mantienen a las aves bien alimentadas.
鈥淟os loros se est谩n adaptando a lo que nosotros hacemos鈥, afirma Pruett-Jones, 鈥測 en cierta medida nosotros nos estamos adaptando a lo que ellos hacen鈥.